- 23/12/2018, 17:22
La hostelería suele ser una profesión denostada en este país: España es un país de camareros se suele decir. Sí que es cierto que los cocineros suelen tener otro estatus, pero estar al frente de una cocina significa trabajar cuando el resto está de ocio y enfrentarse a jornadas laborales interminables. Los chefs que dirigen restaurantes de alta cocina no son ajenos a la crudeza de ese trabajo, aunque sus menús alcancen los 200 euros. Lo cierto, es que subir a la cumbre de las tres estrellas Michelin y mantenerse resulta una tarea compleja. Un yugo que marca un camino gastronómico de éxito pero de difícil encaje con las cuentas de una empresa, con el día a día o con la creatividad.