Cataluña cerrará la campaña turística de este verano con un descenso de la ocupación por encima del 5% con respecto a 2017, según las primeras previsiones del sector. El director general del Gremio de Hoteles de Barcelona, Manel Casals, estimó que la ocupación de los hoteles de la capital catalana se ha situado entre julio y agosto en el 80%, cinco puntos por debajo de la registrada en el mismo periodo de 2017. Pese al descenso, Barcelona fue la ciudad de España con más pernoctaciones en julio, con 1,8 millones de noches por parte de turistas extranjeros y 233.749 de viajeros residentes en el país, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Aun así, Casals cree que "la ciudad no está funcionando como debería" y ha atribuido el descenso a que la imagen de la capital ha empeorado por factores como "las huelgas y retrasos en el aeropuerto, el aumento de vendedores ambulantes, el incremento de robos o el conflicto protagonizado por los taxistas en julio". Joan Carles Casanovas, director del Hotel Casa Fuster, explica a este medio las claves de cómo mantener una clientela fiel en tiempos de inestabilidad.
¿Cómo ha afectado al turismo la inestabilidad política de Cataluña? ¿Y a su negocio?
El 1 de octubre es una fecha marcada para cualquier negocio de Barcelona. En cuanto al turismo, algunos países como Reino Unido o Estados Unidos despertaron alarmas entre sus ciudadanos, muchos de ellos clientes de hoteles de la Ciudad Condal. Así, Barcelona registró un descenso en sus reservas y unas pérdidas de entre el 15 y el 25% de su actividad turística desde octubre a la primavera. Sin embargo, el turismo extranjero está regresando, y esperemos que los próximos meses traigan datos más positivos.
Casa Fuster es un lugar de referencia en Barcelona, hemos hecho muy bien los deberes durante muchísimos años y tenemos una clientela muy fiel que sabe que somos completamente apolíticos. Nosotros nos dedicamos al turismo, a conseguir que nuestros clientes se sientan en casa y vivan una experiencia excepcional. Esto nos ha mantenido firmes cuando han venido tiempos complicados.

¿Los clientes extranjeros les preguntan sobre la crisis territorial que hay en Cataluña?
Dada la relación personal que mantenemos, sí es habitual que los clientes se interesen por el personal del hotel y también por la situación de la ciudad y de Cataluña en general. Pero eso no impide que el hotel siga cumpliendo las expectativas de los clientes y situándose entre las mejores valoraciones del cliente nacional y extranjero. Nuestros empleados saben perfectamente que en esta casa somos apolíticos, así que prefieren centrarse en recomendar experiencias dentro o fuera de los muros de Casa Fuster, que es lo que mejor sabemos hacer.
¿Qué le pide a la clase política en estos momentos?
Quien esté en el Gobierno no puede olvidarse de que del sector turístico dependen muchos puestos de trabajo. En nuestro caso, es algo que sabemos hacer muy bien. Hay que proteger una de las fuentes de ingreso más potentes para el país, y ayudar a que crezca y continúe ofreciendo uno de los servicios de más calidad a nivel mundial.
¿Cómo es el tipo de cliente de Casa Fuster?
No hay un cliente tipo que visite Casa Fuster. Su edad puede estar comprendida entre los 35 y los 70 años, con aspiraciones culturales y turísticas muy diferentes. No solo recibimos a personas que quieren alojarse en el hotel por un tiempo determinado, sino a turistas y ciudadanos que vienen a comer al restaurante Galaxó o disfrutan de una velada jazzística espectacular en el Café Vienés cada jueves o de una copa un día cualquiera en los espacios del hotel con música en directo, incluso de las vistas de la terraza con tapas gourmet. El elemento común siempre es un cliente exigente y con ansias culturales, que aprecia que Casa Fuster es un edificio histórico, un hotel de lujo y exclusivo y el primer hotel de Barcelona convertido en monumento.
¿Los residentes en Barcelona son también un nicho de clientes interesante?
Un nada despreciable porcentaje de los ingresos de Casa Fuster procede de servicios prestados a clientes que no se hospedan, pero que disfrutan del lujo del hotel viniendo a comer o a cenar, disfrutando del jazz, tomando un cóctel en la terraza -que tiene por cierto una de las vistas más espectaculares de Barcelona- o celebrando sus eventos.
Que los ciudadanos de Barcelona consideren Casa Fuster un lugar de encuentro es fundamental para nosotros. Son ellos nuestros mejores embajadores. Además, a lo largo de toda la historia de Casa Fuster, y de los propietarios e inquilinos, se ha mantenido una preocupación fundamental que fue mantener el vínculo del edificio con los ciudadanos, para que la arquitectura, el lujo, el modernismo y la cultura fueran siempre parte de Barcelona.
Por este motivo, Casa Fuster creó hace ya tiempo espacios que los ciudadanos de Barcelona pudieran visitar más allá del alojamiento. La terraza se ha convertido en un lugar de moda en la Ciudad Condal y es visitada cada día por cientos de barceloneses. Lo mismo ocurre con el Jazz Club, que se ha colado en todos los circuitos musicales de referencia de la ciudad o con Galaxó, que es uno de los restaurantes mejor valorados de Barcelona.
¿Qué importancia ha tenido el carácter histórico-monumental de este edificio en el devenir como negocio?
Casa Fuster fue a principios del siglo pasado uno de los últimos trabajos de Domènech i Montaner. La obra de este arquitecto corona el barrio del Eixample como uno de los emblemas del periodo más próspero de la época. Este edificio, convertido en hotel hace 15 años, mantiene el esplendor modernista intacto y está decorado con absoluto mimo, además de dotado de la tecnología más puntera para poder satisfacer a ese cliente exigente que acude al hotel.
La importancia de estos elementos es fundamental porque la apuesta por la exclusividad y el lujo -y una decoración llamativa- son clave para que el cliente se sienta satisfecho y disfrute de lo que ve y lo que siente. Además, esta joya modernista y su oferta cultural y gastronómica confecciona una elección más que satisfactoria para los huéspedes.
¿Cómo se respeta ese legado arquitectónico con ofrecer al cliente lo último en servicios tecnológicos?
Mantener un hotel de lujo con la máxima capacidad tecnológica es primordial para seguir complaciendo al cliente. La experiencia del huésped debe ser óptima, y no está reñida la herencia artística con la tecnología. De hecho, los servicios tecnológicos no constituyen un lujo en sí, sino que son una necesidad fundamental para el cliente, y también para nosotros. Una red wifi de calidad, dispositivos de alta gama y última generación, son parte de la experiencia en Casa Fuster y no está reñido con su fachada monumental, las columnas de piedra de su terraza o los detalles decorativos del edificio.