El monumento al Zapatero que está plantado en Elda es testigo de la historia artesana de esta localidad y su comarca, Medio Vinalopó, que en 1885 "ya fabricaba casi 100.000 pares de zapatos al año", explica el Museo del Calzado eldense. Una potencia industrial que la región alicantina ha mantenido desde entonces, ha extendido a todo del país y que ha situado al calzado de hoy como el segundo sector por número de empleados en la industria de la moda. Sin embargo, su futuro necesita de jóvenes cualificados que lo sostenga, sobre todo en los talleres más pequeños y familiares que hacen un trabajo de calidad al nivel de Italia o Francia pero que la sociedad española no valora o reconoce: "No somos capaces de valorar lo que tenemos y a veces esperamos a que lo valoren los de fuera para que nos demos cuenta de lo que tenemos", explica Macarena Navarro Reverte, autora de la guía España a mano (La Fábrica), que plasma el buen hacer de los artesanos de este país.
Este país está considerado como uno de los mejores lugares de Europa para fabricar calzado de calidad que ha atraído a las grandes firmas de lujo. La Federación de Industrias del Calzado Español (Fice) explica que este país junto a Italia y Portugal es líder mundial en la fabricación de calzado para segmentos medioaltos, altos y de lujo -sector de producción que le ha permitido superar el envite asiático-. En concreto, España ha exportado 148,1 millones de pares por valor de 2.500 millones de euros en los primeros 11 meses del año pasado, lo que supone un incremento del 2,6 por ciento en volumen y del 1,5 por ciento en valor respecto al mismo periodo de 2016, recoge en el informe económico sobre comercio exterior del sector del calzado elaborado por Ifema.
A pesar de estos datos, la viabilidad de esta industria en el tiempo en España no está asegurada porque el sector no ha sabido atraer al taller a las nuevas generaciones. "Uno de los principales escollos que encuentra el sector del calzado a nivel europeo es la de incorporar profesionales jóvenes. Por ello, hacer más atractivo este mudno a los jóvenes es una responsabilidad compartida por todo el sector del calzado", explica Fice. Según la encuesta estructural de empresas elaborada por el INE, en 2016 se superaron los 31.000 trabajadores en el sector del calzado y Fice asegura que se sigue demandando trabajadores cualificados y especializados.
Macarena Navarro Reverte, que ha recorrido todo el país para dar visibilidad al poder artesano nacional, asegura que una de las razones que explica la falta de relevo generacional está en el modelo productivo español que terminó en la crisis económica: "Muchos artesanos cuentan que en la época que las nuevas generaciones tenían que sustituirles se decidieron por el sector de la construcción antes que seguir trabajando en el taller familiar. Esa generación se ha perdido e intentar volver a reincorporarse es complicado", explica. Antonio García Enrile, zapatero fundador del taller Enrile (Sevilla, 2002), explica que en España se han perdido las capacidades a lo largo de los años mientras que otros países las han impulsado incluso de manera estatal. Por ello, considera "fundamental recuperar y mantener estas capacidades para que haya un mayor número de artesanos de calidad en el mapa internacional". Además añade que "desde luego, sin profesionales cualificados es imposible afrontar el crecimiento del sector".
El flujo de jóvenes que prefirió la construcción o ahora prefiere el sector servicios a la industria del calzado no sorprende a la escritora de España a mano porque asegura que en este país nunca se ha valorado el trabajo de los artesanos como sí se hace en el extranjero: "Un buen zapatero en Londres es dios", sentencia. No obstante, Macarena Navarro va más allá y asegura que el concepto de artesanía en este país no se ha desarrollado como en Italia o Francia: "En España ese tipo de trabajo no se valora y se ha mezclado con el folclore o los hippies. Aquí cualquier cosa se le llama artesanía: las manualidades, lo hecho tú mismo... se mete absolutamente todo y la no es así".
Para cambiar esta realidad la formación y la revalorización de la profesión resultan clave. Macarena explica que los pequeños talleres necesitan a las administraciones públicas para que les ayuden en planes de visibilidad, modernización o incluso les den confianza. Fice, por su parte, comparte que "hacer más atractivo el sector del calzado para los jóvenes, es una responsabilidad compartida por todo el sector del calzado". Por ello, dentro del marco del proyecto #inmyshoes, financiado por la Comisión Europea, Fice organizó esta primavera en Elche una jornada de atracción de jóvenes al sector del calzado en la que además de los apelados participó el Ministerio de Educación, empresas, centros de formación profesional y empresas.