La empresa familiar Pescaderías Coruñesas se ha forjado un gran prestigio a lo largo de los años hasta convertirse en sinónimo de alta calidad. Desde su fundación en 1911, ya son 4 las generaciones que la han gestionado, llevándola a lo más alto del panorama gastronómico especializado en pescados y mariscos.

La clave de este ascenso es sin duda el buen hacer de sus gestores que, década tras década, han sabido adaptarse a los tiempos y abrirse a nuevos mercados, captando así cada vez más clientes nuevos a la vez que selectos y exclusivos.
Hoy en día, además de mantener la esencia de la empresa en cuanto a distribución del producto, la firma dispone de 3 restaurantes de lujo donde se ofrecen platos elaborados con productos del mar de primerísima calidad. Su último paso ha sido la creación de un catering que ofrece la posibilidad de servirse en una increíble finca donde celebrar grandes eventos.

La historia de Pescaderías Coruñesas
Inicios humildes
La empresa comenzó su andadura de la mano de Manuel Jové y Luis Lamigueiro, que la crearon con el objetivo de dedicarse a la pesca y vender sus productos. En 5 años ya gozaban de gran éxito y sus productos empezaban a ser demandados no solo en el norte del país, sino sobre todo en Madrid, por lo que trasladaron la sede a la capital.
Cuando comenzaron, la empresa tenía solo 4 barcos para faenar, pero sus creadores fueron muy inteligentes y supieron darles salida a sus productos, invirtiendo en almacenes, coches y camiones para la distribución por todo el país. Además, los beneficios les permitieron crear una fábrica de salazones.
Los socios crearon la empresa con 200.000 pesetas de la época y en 1923 su capital ya era de 10 millones de pesetas. Tal era su nombre, que a la inauguración oficial de la sede madrileña acudió el entonces rey Alfonso XIII.
Crecimiento horizontal

Con los beneficios que se iban generando, la empresa empezó a invertir en la adquisición de más barcos de pesca, así como de camiones frigoríficos para la distribución. Uno de sus gestores fue Evaristo García, que comenzó como empleado en una de las pescaderías y su visión de negocio pronto le hizo ascender y ampliar el negocio. Así fue como Pescaderías Coruñesas se convirtió en 1960 en la empresa más importante de distribución de pescados y mariscos en España. Además, ya empezaba a exportar también al mercado exterior.
Prueba del éxito alcanzado fue el traslado del negocio a una nueva sede en la capital que contaba con nada menos que 2.500 metros cuadrados. Allí no solo disponían de tienda donde vender los pescados, sino de enormes almacenes, frigoríficos y hasta viveros.
Nuevas tecnologías
Cuando la cuarta generación llega al frente de la empresa en el año 2000, se empiezan a incorporar las nuevas tecnologías al negocio, sin perder nunca de vista la esencia de su origen y la tradición. Además de los avances tecnológicos incorporados al proceso y mantenimiento del pescado, los gestores pusieron en marcha una página web que registró miles y luego millones de visitas. Por eso en 2011 empezaron, casi de forma pionera por aquella época, con la venta online de sus productos, incrementando considerablemente sus beneficios.
Incorporación al mundo de la restauración
Otra de las claves del éxito de Pescaderías Coruñesas es su incursión en nuevos campos y mercados. En ese sentido, en 1975 la empresa compró el restaurante El Pescador y comenzó a regentarlo con notable éxito. En los años 80 adquirió un segundo restaurante O'Pazo y en 2011 abrieron el prestigioso restaurante familiar Filandón, al que se suma ahora un negocio de catering.
Sin duda Pescaderías Coruñesas es un negocio hecho a sí mismo, que ha sabido sacar partido de las oportunidades que el mercado iba ofreciendo en cada época, adaptándose a los nuevos tiempos.