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Más de 220 millones de euros... ¡por la cara!

Cuando, en el primer día del año 1972, el periódico francés France Soir publicó entre sus páginas la ya icónica cara sonriente hoy denominada smiley, seguramente fuese difícil aventurar que aquel dibujo, 45 años después, contaría con un reconocimiento del 97 por ciento en todo el mundo como símbolo de positividad (según una encuesta de Toluna), y daría lugar a un negocio capaz de generar más de 220 millones de euros al año. 

El padre de la criatura, Franklin Loufrani, francés de origen argelino, utilizó aquel par de puntos -a modo de ojos- y aquella línea curva -simulando una sonrisa- para señalar buenas noticas. Ya entonces "decidió convertir el logo en marca y empezar a construir un negocio en torno a él", explica Nicolas Loufrani, su hijo y hoy consejero delegado de la marca Smiley -"la original", como ellos se definen.

Dicha marca, registrada actualmente en más de un centenar de países, se ha convertido en una de las 100 empresas de concesión de licencias más importantes del mundo. Más de 260 concesionarios ya hacen uso de sus iconos, vendiendo más de 23 millones de productos cada año. Esta cara, en sus múltiples versiones, se imprime en prendas, artículos para el hogar y hasta alimentos. Cualquier producto, por extraño que parezca, puede ser susceptible de adornarse con un smiley. Y es que, quizás, el mundo está deseoso de positividad y buenas noticias...

"Sólo trabajamos con personas que son entusiastas y comparten nuestra visión, de lo contrario no hay manera de que la asociación pueda tener éxito en un entorno empresarial tan desafiante", afirma el consejero delegado, quien añade que "nuestra marca trata de difundir vibraciones positivas en cada casa, coche, oficina y espacio público. Para lograr esto, la concesión de licencias es la única manera". Aunque varios son los nombres que suenan antes de Laufrani -el estadounidense Harvey Ross Ball, que cuentan que diseñó una cara sonriente para alentar a los trabajadores de una compañía de seguros; e incluso unos hermanos apellidados Spain-, el actual consejero delegado de Smiley afirma que, antes de que su padre registrase la imagen, "los únicos usos documentados con pruebas fechadas son el cartel del filme Lili, en 1953, y una camiseta de la emisora de radio WMCA en 1961". Esta cara, símbolo de positividad, siempre ha estado especialmente vinculada a la música. A principios de la década de los 70, el smiley protagonizó el cartel del Windsor Free Festival y la portada del single Psycho Killer del grupo Talking Heads.

En las décadas posteriores, la creación de Loufrani pasó a convertirse en icono de la música electrónica, hasta llegar a nuestros días, donde artistas tan populares como Katy Perry, Miley Cyrus o Nicki Minaj la han utilizado en su ropa y complementos.

Comunicación masiva

"Los emoticonos han permitido a la gente llevar la comunicación no verbal al entorno digital", explica Nicolas Laufrani. El propio consejero delegado de Smiley empezó a diseñar hace una década emoticonos basados en su marca, que pudiesen reemplazar a aquellos que se construían exclusivamente con caracteres textuales. "El primer smiley que apareció en un teléfono, fue en un móvil de Alcatel en 1996, bajo nuestra licencia". Como explica el consejero delegado, este icono sólo servía para saludar a los usuarios cuando encendían su teléfono. Aunque la marca de los Loufrani otorgó licencias a fabricantes de telefonía como Motorola, Samsung y Nokia, los emoticonos como hoy los conocemos no se popularizaron hasta el nacimiento del primer iPhone. "Apple lanzó emoji en Japón, en 2007. El cambió definitivo es cuando Unicode, consorcio de plataformas de Internet y empresas de tecnología, comenzó a proponer emoji", explica Nicolas Loufrani. Por tanto, aunque los emoticonos gráficos de Smiley se pueden usar de forma gratuita previa descarga, lo cierto es que el territorio de esta expresión tan extendida está monopolizado por emoji. "Han cumplido mi visión de crear un lenguaje universal, algo que Smiley nunca hubiera podido lograr", afirma Loufrani.

En cuanto al futuro de la marca, el consejero delegado lo presagia "brillante". "A veces me encuentro con gente a la que no le gusta el smiley. Créeme, el mundo sería un lugar muy triste si fueran mayoría".

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