La estación diseñada por el arquitecto español Santiago Calatrava en el nuevo World Trade Center de Nueva York será inaugurada oficialmente a comienzos de marzo, según anunciaron las autoridades locales a finales del mes de enero.
El edificio, coronado por una emblemática cúpula de metal y vidrio, es una de las piezas centrales de la reconstrucción de la llamada "zona cero" tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Gracias a este esperado anuncio, los neoyorquinos podrán comenzar a disfrutar de un intercambiador que originó críticas durante su construcción.

El New York Times fue uno de los medios locales que reprochó el incremento del presupuesto de 2.000 millones de dólares a más de 4.000. El Wall Street Journal, por su parte, califica el intercambiador de "vergüenza de la obras públicas", y Steve Couzzo, desde el New York Post, incide en la "horrible pérdida de dinero público".
Además, Couzzo fue quién, preguntándose "¿qué pasó con el pájaro en vuelo que nos prometieron?", hizo hincapié en la anulación del techo móvil que permitía abrir hacia el cielo las "alas" que coronaban la estación. Una estructura que formaba parte del diseño original y que se abandonó para reducir gastos tras numerosos sobrecostes.

La institución que gestiona la reconstrucción de la "zona cero" destacó que la nueva estación facilitará inmediatamente los viajes a más de 100.000 personas que usan cada día los trenes de cercanías que conectan Nueva Jersey con Manhattan. "Será un vibrante centro de tránsito y un destino turístico con una gran red de transportes en el revitalizado Bajo Manhattan", señaló en la nota el director ejecutivo, Pat Foye.
De hecho, tal es la importancia de este intercambiador en una ciudad como Nueva York que el mismo poseía algunas partes de la estación abiertas al tránsito de viajeros. Lo cierto, esta obra del arquitecto español Santiago Calatrava estaba prevista para finalizar en 2009.