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Luis Vassallo: "Lo privado y lo público deberían colaborar más a la hora de difundir la obra de artistas nacionales"

  • En su obra se puede ver tanto una renovación de las vanguardias, como una genealogía íntima de las mismas y sus diferentes ecos en el tiempo
  • "Siempre he defendido que el artista no tiene por qué categorizarse a sí mismo"
Luis Vassallo
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El pintor madrileño Luis Vassallo gravita alrededor de la pintura y su historia, generando un mundo plagado de formas y referencias impulsado por una rica imaginación plástica. Vassallo mantiene una actitud intuitiva y heterodoxa alrededor de las artes plásticas y el estudio de la historia del arte. Le interesan las relaciones entre antigüedad y vanguardia, la naturaleza autorreferencial de la pintura o su capacidad lúdica de aproximación al mundo. Su obra está llena de formas reconocibles que se repiten ligeramente transformadas en cada cuadro. Su trabajo ha sido expuesto en centros de arte, museos y espacios como; CA2M, Matadero Madrid, La casa encendida, Museo Patio Herreriano, LABoral centro de arte y Casa Leibniz. Desde 2013 le representa la galería Espacio Valverde.

¿Cómo comenzó en el mundo del arte?

Siendo adolescente tuve mi primera exposición, fue una colectiva sobre San Sebastián. Aunque quizás no haya un comienzo preciso y sea más una acumulación de momentos. Al acabar la carrera empecé a presentarme a concursos y también a organizar exposiciones con amigos. Poco a poco empiezan a llegar oportunidades, alguna exposición institucional, la galería, las ferias, entrar en la colección de un museo…

¿Puede contarnos alguna anécdota curiosa de tu recorrido como artista?

Hace años, cuando estaba estrenando el estudio en el que trabajo, hice un cuadro de gran formato. El tamaño del lienzo rozaba el límite que permitía uno de mis balcones. Cuando vinieron a recogerlo los transportistas, nos dispusimos a sacarlo por el balcón pero el cuadro quedó encajado. Salí a la calle corriendo y vi como el cuadro, de tres metros y pico de largo, sobresalía casi en su totalidad. Quedaba suspendido y perfectamente nivelado desde el primer piso cruzando toda la calle. En el centro de Madrid las calles son bastante estrechas, así que el cuadro casi tocaba el edificio de enfrente. Era una instalación total, un accidente imposible a lo Fitzcarraldo. Me sacó de la inopia los pitidos de los coches que esperaban y el jefe del transporte que me miraba sudando. Al final dimos con la manera de desencajar el cuadro y no sufrió ningún daño, se expuso en Matadero. Curiosamente siempre he considerado justo esa obra como el inicio de mi carrera, puede que el altercado tuviera algo que ver.

¿Puede describir las fases de tu proceso creativo?

La verdad es que nunca he pretendido tener un proceso concreto, pero con el paso del tiempo si que he acabado distinguiendo varias partes. Al principio hay un momento de mayor investigación donde suelo leer, recopilar material, dibujar. Después siempre hay una etapa de experimentación donde pruebo, comparo, descarto… suele ser la más caótica y frustrante, quizás este es el tramo que la gente percibe como más creativo. Y un último momento en el que tienes las cosas más claras y produces de manera más concisa. Pero todo esto no suele ocurrir siempre en este orden y las etapas suelen solaparse.

¿Cómo definiría tu lenguaje artístico?

Siempre he defendido que el artista no tiene por qué categorizarse a sí mismo. Los comisarios, críticos e historiadores seguro que apuntan de manera más certera. Antonio Bonet Correa dijo que tengo una gran imaginación plástica y me vinculaba a las primeras vanguardias y a la denominada "tendencia clara" de los años 80.

¿Cuáles son los próximos retos que se ha propuesto?

Seguir trabajando y cada vez hacerlo un poco mejor. El mundo del arte tiende a la épica y prefiero mirarlo desde un prisma más realista. Presenté mi última individual en Espacio Valverde en septiembre y ahora estoy centrado en piezas que llevarán a las ferias Untitled (Miami) y Arco (Madrid).

¿Cuál ha sido para usted el momento de mayor orgullo como artista?

Haber podido presentar mi trabajo a José Guirao. Fue en la inauguración de la colectiva Querer Parecer Noche en el Museo CA2M, presentaba la instalación Petit Larousse Illustré, una tramoya de teatro inspirada en el Alfanhuí de Rafael Sánchez Ferlosio. En la misma sala había expuesto un pequeño Miró y de fondo sonaba un vídeo de Val del Omar. La exposición mezclaba obra de artistas ya consagrados con una selección de la escena artística actual en Madrid. En ese momento yo estaba hecho un manojo de nervios, pero con la distancia ahora lo recuerdo con mucha ilusión. En unos pocos metros cuadrados estaban congregadas personas muy importantes para mí, que formaban parte de mi educación como artista.

¿Cómo ve el panorama artístico en la actualidad?

Parece que vivimos un momento muy interesante de cambio de paradigma. Veo una generación nueva mucho más intuitiva que lo mezcla todo, a la que le da igual los prejuicios estéticos que las generaciones anteriores llevamos arrastrando desde el siglo pasado. Lo malo de este cambio de paradigma, es que viene dado por una crisis sostenida. En el plano estructural (la industria creativa), que en España no tiene el músculo que tiene en otros países, cuando viene una crisis de este tipo lo poquito que tenemos se resiente y parece que retrocedemos mucho más de lo que habíamos sido capaces de avanzar. Me encantaría ser optimista, normalmente lo soy, pero ahora mismo me cuesta mucho imaginar un futuro con el nivel de incertidumbre actual.

¿Qué opina de la relación artista/galería?

Que es fundamental, y si tienes suerte es el mejor de los apoyos para tu carrera. Hace tiempo leí, creo que, a Soledad Lorenzo, definiéndola como una relación de pareja, en ese momento (era muy joven) me pareció un comentario un poco banal. El año que viene hará diez años que empecé a colaborar con Espacio Valverde, la galería que me representa, y cada vez me parece más acertada la definición de Soledad.

¿Cree que la difusión de un artista está mejor encauzada si se hace a través de una galería?

Creo que la galería realiza una parte importante, pero también deben estar las instituciones. Lo privado y lo público deberían colaborar mucho más a la hora de poder difundir la obra de artistas nacionales en el exterior.

¿Cuáles son sus artistas predilectos?

Pregunta difícil, hay tantos… Últimamente, leyendo sobre mitología, he acabado estudiando obras de Tiziano y he renovado mi fascinación por él. Una de sus primeras obras es una intervención en un cuadro de Bellini, El festín de los dioses. Es un cuadro que siempre que lo miro me estremece. Acercándome más a nuestra época, también estoy mirando mucha pintura norteamericana, Thomas Nozkowski me encanta y siento afinidad con el trabajo de Chris Martin o Amy Sillman. Y por no hablar de Instagram, que es un verdadero pozo sin fondo. No paro de ver cosas bellísimas de Salman Toor, Kristina Schuldt, Francisco Mendes Moreira… Ayer mismo descubrí el trabajo de Masamitsu Shigeta.

¿Cuál es el tema o los temas tabú cuando se habla de arte?

Creo que el arte (o parte de él) se ha convertido en una gran herramienta crítica, pero curiosamente tiene serias dificultades a la hora de ser crítica consigo misma. Se hace muy poco análisis interno y cuando se hace, no es fértil, no es constructivo. Hay diferentes cultos y dependiendo en cual estés los tabúes varían.

¿En qué criterio se apoya a la hora de valorar una de sus obras?

Es complicado, porque no hay un criterio estable, quizás es más cuidar la relación entre las partes. Normalmente trabajo en una dirección, he tenido una idea (una idea puede ser una imagen, un dibujo) o estoy tratando ciertos temas, pero una vez que las obras empiezan a salir, empiezan a hablar entre ellas. Yo intento velar porque esas imágenes estén bien construidas, que el lenguaje sea rico, que no sea evidente. Que las imágenes que surgen me emocionen. Que el mundo que se crea alrededor de ellas tenga una coherencia interna, pero que no caiga en la ortodoxia

¿Qué papel cree que puede tener el uso de las redes sociales como herramienta de difusión del arte contemporáneo? ¿Cree que puede facilitar el diálogo entre galería y público?

Ahora mismo parecen omnipresentes y fundamentales. Pero creo que es una difusión demasiado rápida, como un tablón de noticias, con poca profundidad, o quizás un medio demasiado condicionado por su formato. Hace poco leía a una compañera que decía (no se si con conocimiento de causa o simplemente proyectando un posible futuro) que los historiadores ya se están nutriendo de las redes. Que la historia del arte de nuestros días se está narrando a través de posts y likes.

Para concluir, recomiéndanos un libro y una canción.

Las desapariciones de Hilario J. Rodríguez, un libro de esos que te ayudan a volver a pensar el arte con ojos nuevos. Y de música os recomiendo Where Some Songs Were Born de Coffee & Wine, una canción sobre como nacen las canciones.

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