Las posibilidades creativas son asombrosas y van desde lo sutil hasta lo llamativo y atrevido, combinado con un acabado de alta calidad. El término watch mod es la abreviatura de "modificación de reloj" que puede consistir desde un cambio en las manecillas, el inserto del bisel o una esfera ha sido reemplazada de alguna manera. Pero para una revisión total, algunas modificaciones van tan lejos como colocar una nueva esfera, corona, cristal o incluso cambiar la caja o el movimiento por completo.
Los relojes mecánicos son famosos por su longevidad y por ocupar un lugar como reliquia familiar. Si bien es posible que no sean tan avanzados tecnológicamente como los relojes inteligentes, pero es precisamente esta adherencia a la tradición lo que contribuye a la inmortalidad de los relojes mecánicos.
El oficio de armar un reloj funcional y altamente complicado, que funcione con precisión y confiabilidad sin necesidad de electricidad, es una forma de arte que se ha perfeccionado durante cientos de años.
Las piezas que incorporan estas joyas de edición limitada trabajan de forma conjunta para cumplir un propósito y eso despierta emociones de tal manera que la tecnología digital no puede.
La belleza de estos diseños completamente analógicos es que, si alguno de sus componentes se rompe o se desgasta, puede ser reemplazado por un relojero experto, restaurando el reloj a su antigua gloria. O, incluso, personalizar esa pieza antes de comprarla. Un reloj es siempre algo personal. Se usa todos los días, pasa más tiempo contigo que, posiblemente, la ropa interior. Por ello, las grandes manufacturas ofrecen opciones para convertir esa obra de arte en un fiel reflejo de la personalidad.
Una versión única y complicada pues cada movimiento puede tener más de 100 componentes diferentes, con diseños muy complejos, por lo que dar servicio a un reloj mecánico de lujo no es tarea fácil. Además, el servicio de las grandes manufacturas no solo involucra las partes internas sino también las externas, como la caja, el bisel y el cristal.
Exclusivo para unos pocos
Las piezas personalizadas a las que acceden celebrities, primeros ministros, magnates, actores, actrices son productos alta gama vendidas por dos o tres veces su precio minorista original. Las posibilidades creativas son asombrosas y van desde lo sutil hasta lo llamativo y atrevido, combinado con un acabado de alta calidad.

En términos de personalización, el componente más controvertido es la esfera. Para un relojero, reemplazar una esfera no es exactamente el procedimiento más riesgoso: es un lavado de cara, no un trasplante de corazón. No obstante, la industria es un poco reacia a modificar esas piezas de edición limitada. Es como si se le pintase un bigote a la Mona Lisa. Aun así, las manufacturas han aceptado que el mundo quiere personalización de productos. Los compradores de hoy quieren lo que quieren, cuando lo quieren. Y si no pueden conseguirlo por los medios existentes, siempre encontrarán alguna otra forma.
De la misma manera, hay compañías, ajenas a las grandes empresas relojeras que personalizan estas obras maestras. Por ejemplo, Artisans De Genève, el taller que ayudó a John McEnroe a hacer su Submariner tanto esqueletizado como para zurdos; MAD Paris, que convierte el Royal Oak en una pieza diferente como la Alyx x Mad Paris x AP del rapero Drake, que fue creada en 2019 por Matthew Williams, diseñador y fundador de la firma 1071 Alyx 9SM. También, Cloister Watch Co. (Nueva York), dedicada a restaurar y reinventar piezas antiguas.
Desde Iwc aseguran que un cliente final no puede personalizar la esfera de un reloj, ni sus agujas. No obstante, tienen una pieza muy especial y a medida. El Portugieser Sidérale Scafusia es una estrella del firmamento de la alta relojería. Además del tiempo de desarrollo y de las dimensiones del movimiento, el calibre tiene otras características distintivas que lo hacen único. El mapa estelar y el horizonte, así como las horas de salida y puesta del sol, se calculan e indican según lo estipulado por el usuario. Por lo que los componentes individuales tienen que hacerse de forma personalizada. Se montan y se ajustan individualmente. Una obra maestra de la relojería que requiere un poco de atención adicional, por ello, cada reloj es un proyecto individual, con su propio número de artículo, su lista de componentes específicos, su propio relojero y su complicada logística.

La manufactura suiza Roger Dubuis que se rige por una mentalidad audaz y que impulsa la innovación y los diseños de vanguardia, también es consciente del reto que supone producir piezas al gusto del cliente. Nicola Andreatta, CEO de Roger Dubuis, afirma que "es posible crear una propia pieza única a partir de un movimiento tourbillon, que es la complicación icónica de la marca y que nos permite tener un máximo de personalización". Desde la relojera destacan que antes de poder "personalizar un reloj" es fundamental conocer la marca y su ADN. Se comienza con una discusión para comprender las expectativas del cliente, los intereses y el propósito para el que desea este reloj. Esto les permitirá identificar un producto básico sobre el que trabajarán las ideas para esa "customización" ad hoc. Tras esa primera reunión, realizan un trabajo creativo que los llevará entre una semana y un mes y que les permitirá volver con un diseño, un plazo y un precio. Generalmente, repiten este proceso una o dos veces para hacerlo bien. Tan pronto como hayan cumplido con los requisitos, comienzan el proceso de fabricación. "Para nosotros es realmente co-creación, algo que es importante para nuestra compañía, porque parece ser la única manera de conseguir un producto perfecto", afirma Andreatta. "Solo hay un límite, el reloj debe seguir siendo un Roger Dubuis. Por ejemplo, no desarrollamos una forma de caja específica para un cliente en particular. Aparte de eso, somos relativamente abiertos, porque los requisitos de nuestros clientes suelen ser muy interesantes, nos desafían y nos permiten abrir nuevos horizontes en términos de creatividad", añade el CEO de la relojera.
Roger Dubuis estima un tiempo de unos seis meses para animaciones simples, pero será justo año y medio después cuando la creación esté terminada y con unos costes que, dependiendo del movimiento, oscilan desde los 180.000 CHF (181.500 euros) hasta varios millones.