Actualmente, el café es la segunda bebida más consumida del mundo, solo por detrás del agua. En casi todas las culturas, esta sustancia forma parte del día a día de los ciudadanos, ya que apetece tomarlo a cualquier hora. Pero, ¿es saludable beber café? ¿afecta a nuestra presión alterial o, por el contrario, ayuda a reducirla?
Desde hace décadas, existen muchos estudios científicos relacionados con el consumo de cafeína y la tensión arterial. Sin embargo, no existe ninguno que concluya de forma general o determinante la relación causa-efecto entre la salud de una persona y esta bebida, ya que hay numerosas variables a tener en cuenta.
Así lo explica la teoría que el epidemiólogo Mark Hamer sacó a luz en 2006, donde afirmaba que no se puede correlacionar de modo general el café con los problemas cardiovasculares, pues entra en juego los hábitos de la persona (tabaco, alcohol, azúcares,etc), la cantidad de esta bebida que consuma al día y que tengamos un tipo de gen determinado.
Tras analizar miles de expedientes médicos, Hamer descubrió que según a la estirpe genética a la que el individuo pertenezca, podrá tener más o menos riesgo de sufrir problemas cardiovasculares si consume café. El investigador analizó que las personas que son del gen que sintetiza la enzima CYP1A2, metabolizan la cafeína rápido y sin problemas. Sin embargo, si somos de la estirpe del gen que fabrica la enzima alternativa CYP1A2*1F, metabolizaremos más lentamente la cafeína de la sangre y mantendremos niveles altos durante mayor tiempo.
La cafeína, al igual que otros compuestos menos famosos, aumentan de forma momentánea la presión arterial, pero este efecto solo dura si la cafeína en sangre alcanza unos valores altos. No obstante, si la enzima encargada de metabolizar esta sustancia lo hace de forma rápida y eficaz, el individuo no debería de tener problemas, ya que la presión arterial vuelve rápidamente a sus valores originarios.
Para reforzar esta teoria, expertos de la Universidad de Toronto realizaron otra investigación en 2007. En ésta, analizaron a 2.000 personas con problemas cardiovasculares y otras 2.000 sanas en este sentido, y se tuvo en cuenta la estirpe genética a la que pertenecían y los hábitos de cada una. El estudio concluyó que las personas con CYP1A2*1F que toman tres tazas de café al día de 250 mililitros, tienen un 36% más de probabilidades de sufrir un ataque cardíaco que las que solo toman una. Y si la ingesta aumentaba a cuatro tazas, el riesgo se disparaba a 64%.
Por su parte, en los individuos pertenecientes a la estirpe CYP1A2, ocurría el efecto contrario. Por un motivo que aún se desconoce, las personas de este grupo que tomaban dos o tres tazas de café al día, tenían menos riesgo de sufrir problemas cardiovasculares que los que consumían menos o no consumían.
Con todo, y pese al respaldo que esta investigación ha tenido años después con investigaciones como Estudio prospectivo europeo sobre dieta, cáncer y salud (EPIC), los expertos recomiendan tomar entre 3-4 tazas de café al día para personas sanas, así como no abusar de esta bebida para las personas hipertensas, ya que solo podrán saber a qué estirpe pertenecen si se realizan un análisis genético.
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