Aerolíneas y cadenas hoteleras podrían ser el objetivo de las próximas inversiones de Berkshire Hathaway, la firma capitaneada por Warren Buffett. Según apunta 'The Wall Street Journal', el multimillonario podría estar preparando la entrada en diversas compañías del sector turismo y ocio que han quedado especialmente dañadas por la pandemia mundial del COVID-19, convirtiéndose una vez más en el inversor más potente de la escena internacional.
Con 128.000 millones de dólares en efectivo sobre la mesa esperando a ser 'movidos', Berkshire podría aumentar así su participación en las aerolíneas American, Delta, United y Southwest Airlines, así como en varias compañías de cruceros. La cadena de hoteles Marriott o el fabricante de aviones Boeing son otras de las firmas que, según Business Insider, podrían recibir un refuerzo económico por parte del veterano inversor.
A lo largo de su dilatada trayectoria en Wall Street, Warren Buffett ha demostrado en sobradas ocasiones su buen olfato y capacidad para actuar en el momento adecuado; ser conocido como 'el Oráculo de Omaha' no es en vano. Pero el que ha sido durante muchos años el hombre más rico del mundo (ahora el cuarto, según la lista Forbes, con 74.700 millones de dólares), no es un tiburón más de las finanzas.
Sus inversiones se perfilan en muchas ocasiones con un doble objetivo: ganar dinero, sí, pero también apoyar a compañías cuya supervivencia considera importante, bien por su función directa bien por su relevancia en el tablero económico de Estados Unidos.

Así, en 2008 y 2009, durante los peores días de la última crisis financiera, Berkshire Hathaway invirtió miles de millones de dólares en firmas como General Electric y Goldman Sachs Group, y adquirió el 100% de Burlington Northern Santa Fe Corp, compañía ferroviaria que se precipitaba a la quiebra.
Más conocida aún, por otro lado, es la entrada de Buffett en 1973 en el capital de The Washington Post, periódico que por aquellos días afrontaba una peligrosa zozobra ante los duros ataques que despertaron sus investigaciones sobre los papeles del Pentágono -referentes a la guerra de Vietnam-, y el caso Watergate, que concluyó con la dimisión del presidente Nixon. El respaldo de Buffett a la propietaria del Post, Katherine Graham, permitió que ambas investigaciones pudiesen desarrollarse con solvencia, convirtiendo al diario en un referente del periodismo de investigación.
Todo indica que Buffett podría actuar una vez más como en aquellas ocasiones, aunque manteniendo siempre la debida prudencia. En el citado artículo del Journal, Charlie Munger, vicepresidente de Berkshire Hathaway y socio histórico de Buffett, explica que "Warren quiere que Berkshire se mantenga como una opción segura para aquellas personas que tienen el 90% de su patrimonio invertido ahí. Siempre vamos a estar en la orilla tranquila. Eso no significa que no podamos hacer algo bastante agresivo o aprovechar alguna oportunidad. Pero básicamente seremos bastante conservadores. Y emergeremos muy fuertes al otro lado del tifón".
Sus primeras tres acciones
Warren Buffett tenía cinco años cuando le escucharon decir por primera vez que quería hacerse rico. Y desde luego se lo tomó muy en serio. Tenía sólo 11 años cuando compró sus primeras acciones -tres para su hermana Doris y tres para él- por 38 dólares cada una. Durante algún tiempo la compañía cayó hasta los 27 dólares, pero Buffett aguantó estoico y pronto volvió a subir hasta los 40 dólares. Warren y Doris vendieron entonces esas participaciones.
Nacido en Omaha, Nebraska, el 20 de agosto de 1930, hijo de un corredor de bolsa, Warren Buffett demostró desde muy joven tener un talento innato para los negocios y las inversiones, tal vez porque él mismo se ha impuesto siempre una serie de reglas que le han ayudado a sufrir pocas decepciones. De ahí, por ejemplo, que haya apostado sin problemas por Coca-Cola pero jamás por una empresa informática: "No invierto en lo que no comprendo", afirmó en una ocasión.
El niño que quería ser rico se reafirmaba con trece años al asegurar que ganaría su primer millón antes de los 30 "o saltaré del edificio más alto de Omaha". Por aquel entonces se hizo con su primer empleo, por 175 dólares al mes, como repartidor de ejemplares del Washington Post (diario del que llegaría a poseer el 19% del accionariado algunas décadas más tarde).
Con 17 años, compró junto a un amigo una máquina usada de pinball y decidieron ponerla en una barbería. La iniciativa les dio tan buen resultado que no tardaron en tener varias de estas máquinas recreativas repartidas por distintos negocios de la ciudad.
Buffett proseguía a pesar de todo repartiendo periódicos, con lo que había podido ahorrar ya 5.000 dólares, cantidad que rondaba los 10.000 en 1949. En la Universidad de Columbia conoció al destacado analista Ben Graham, que se convertiría en su mentor. Fue él quien convenció a un Buffett de 21 años de no poner rumbo a Wall Street, al menos hasta haber obtenido más experiencia.
Y el joven se lo tomó en serio: volvió a Omaha, se convirtió en corredor de bolsa y en 1956 fundó Buffett Associates Ltd. Comenzaron entonces las inversiones en todo tipo de proyectos y la creación de otras empresas. Tardó un año más de lo previsto: Warren Buffett ganó su primer millón a los 31 años gracias a una compañía que fabricaba molinos de viento.
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