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Cómo se hizo millonario Richard Branson: discos, hoteles, líneas aéreas y viajes espaciales

  • Montó su primera empresa con 16 años tras abandonar los estudios
  • En 1992, vendió Virgin Records a EMI por mil millones de dólares
  • Su compañía Virgin Galactic vende viajes al espacio por 250.000 dólares el asiento
Richard Branson, a bordo de sus trenes Virgin
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En ocasiones, la imaginación, la iniciativa y la ilusión suplen en conjunto otras posibles carencias, tanto como para hacer que un mal estudiante llegue a convertirse en un emprendedor de éxito, que a los 69 años acumula 4.000 millones de dólares y el título de Caballero del Imperio Británico.

Y eso que es muy posible que muchos de los profesores y compañeros de Richard Branson (Surrey, Inglaterra, 1950) pensasen que el chico no llegaría muy lejos, teniendo en cuenta que su carrera estudiantil resultó tan deficiente que terminó por abandonar el instituto. Sin embargo, aquel muchacho se ha convertido en el dueño de un emporio de más de 60 empresas, que abarcan desde el mundo de la música al de los viajes espaciales.

Por si fuera poco, Branson también es un referente como modelo de empresario de espíritu aventurero, con varios récords en su haber por sus hazañas en lancha, avión o globo aerostático. Y es que su punto fuerte, además de buenas ideas empresariales -y otras que no lo han sido tanto como veremos-, son las sorprendentes y efectivas maniobras de marketing con las que suele dar a conocer sus nuevos proyectos. Ha llegado a vestirse de mujer, a surcar el Pacífico desde Japón hasta el Ártico Canadiense o a saltar desde lo alto de un hotel de Las Vegas, todo para anunciar una nueva iniciativa o celebrar el éxito de la misma.

En la mejor tradición de self-made man, Branson montó su primera empresa a los 16 años, tras el citado abandono de los estudios. Decidió entonces dejar su Surrey natal para instalarse en una comuna hippie de Londres, donde entró en contacto con el ambiente musical de la City. Aunque había sido un alumno problemático, dada su edad siguió inmerso en el ambiente estudiantil de la gran ciudad, y así fue como decidió fundar una revista juvenil, Student, de la que logró distribuir de manera gratuita 50.000 ejemplares de la primera tirada, lo que le permitió darse a conocer con facilidad y obtener beneficios con rapidez. Aquello fue posible gracias a que había conseguido ingresar nada menos que 8.000 dólares en publicidad. Toda una hazaña para un adolescente que iniciaba de este modo una imparable carrera empresarial.

Mike Oldfield, el primer gran éxito de discos Virgin

Unos años después, en 1969, tuvo la idea de crear una compañía de venta de de discos por correo, y los resultados fueron tan satisfactorios que abrió una tienda en Oxford Street. Con esos ingresos, Branson emprendió en 1972 uno de sus proyectos más originales (aunque a priori no lo parezca): un estudio de grabación para músicos de rock. Aunque suene raro, su reflexión tuvo mucho sentido. Hasta entonces la mayoría de los estudios en Londres obligaban a los músicos jóvenes a trabajar igual que una orquesta sinfónica, es decir, grabar en horario laboral y en el menor tiempo posible. Branson, sin embargo, era consciente de que los músicos de rock y pop preferían trabajar por las noches y sin presiones del reloj. Así nació The Manor, un estudio levantado en una casa señorial en Oxfordshire, que Branson promocionó inundando lugares de moda con bolígrafos en los podía leerse 'Robado en The Manor', y el número de teléfono del estudio.

Los músicos comenzaron a pasar por allí, y el buen ambiente propiciado por Branson hizo que el boca oreja -bolis mediante- convirtiesen en poco tiempo The Manor en el estudio de moda de la música británica. El paso siguiente era lógico: la creación de un sello discográfico. Mike Oldfield se convirtió en el primer artista de Virgin Records, y fue un embajador de auténtico lujo después de que su Tubular Bells lograse mantenerse en las listas de éxito británicas durante 247 semanas, estableciendo Virgin como un sello de referencia. Con el fichaje poco después de grupos como Sex Pistols, Rolling Stones o Genesis, Virgin se convertía en una de las seis compañías discográficas más importantes del mundo.

Siempre inquieto y en busca de nuevas ideas, Branson inició ya en los 80, la diversificación del grupo, con la creación de la aerolínea Virgin Atlantic o las tiendas Virgin Megastores. También en esta época se intensificaron sus iniciativas benéficas, que había iniciado ya a los 16 años con sus primeros ingresos. Pero como ya apuntábamos, no todo han sido éxitos. En 1992, Branson se vio obligado a vender Virgin Records a EMI -por mil millones de dólares- para afrontar los problemas económicos de Virgin Airlines que iban a llevarle a la bancarrota; cuentan que con el cheque en el bolsillo, Branson se fue a casa a llorar tras perder el que era su buque insignia empresarial.

Virgin Galactic o el turismo espacial

En la actualidad, los más medio centenar de negocios de Branson incluyen otro sello discográfico, V2 Records, además de bancos (Money UK Plc), una línea de cruceros para adultos (Virgin Voyages), y la que actualmente es su gran ilusión, la empresa de viajes suborbitales Virgin Galactic, que a diferencia de SpaceX, de Elon Musk, y Blue Origin, de Jeff Bezos, ya ha debutado en Wall Street, aunque cerró 2019 con importantes pérdidas. La estrategia de Branson para reflotarla es vender billetes (a 250.000 dólares el asiento) por adelantado para así transmitir tranquilidad a los inversores. A aplacar ese sinsabor seguro que habrá ayudado la decisión esta semana del gobierno balear de conceder a Branson la anhelada licencia para levantar en Mallorca el que, en sus propias palabras, será "el mejor hotel del mundo": un hotel rural de cinco estrellas ubicado en Banyalbufar y con capacidad para 58 clientes.

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