El Banco Santander ha anunciado la decisión de cancelar el pago de dividendo de 2020 con el objetivo de disponer de todos los recursos que sean necesarios para apoyar a las empresas y los clientes particulares que lo necesiten por el impacto económico del coronavirus. Además, con la misma intención, el banco reduce un 50% el sueldo fijo y variable de su cúpula, incluido el de la presidenta Ana Botín (que a cierre de 2019 ascendió a 9,9 millones) y el consejero delegado, José Antonio Álvarez (que se situó en 8,2 millones el ejercicio pasado). Esta decisión que ha tomado el banco español es clave para que la lucha contra el coronavirus sea exitosa, según las conclusiones del Evento 201, un simulacro de pandemia mundial que financió la Fundación Bill y Melinda Gates. "Los líderes empresariales y sus accionistas deberían comprometerse activamente con los gobiernos y abogar por mayores recursos para la preparación ante una pandemia", fue una de las conclusiones de esta simulación.
El 'Evento 201'
El Centro Johns Hopkins para la Seguridad de la Salud, el Foro Económico Mundial y la Fundación Bill y Melinda Gates organizaron el 18 de octubre de 2019 en Nueva York el Evento 201, un ejercicio de pandemia mundial multimedia. El objetivo fue poner sobre la mesa las graves consecuencias que tendría una gran pandemia mundial para la salud, las economías y la sociedad. "Los estudios económicos muestran que las pandemias podrían causar una pérdida económica anual promedio del 0.7% del PIB mundial, o 570.000 millones", explicó la simulación realizada.
Esta simulación se hizo con un tipo de coronavirus, hecho que motivó el nacimiento de teorías conspiratorias. Sin embargo, el Centro Johns Hopkins para la Seguridad de la Salud explicó en comunicado que esa simulación no fue una predicción. "Para el escenario, modelamos una pandemia ficticia de coronavirus, pero declaramos explícitamente que no era una predicción. En cambio, el ejercicio sirvió para resaltar los desafíos de preparación y respuesta que probablemente surgirían en una pandemia muy severa", explica el comunicado.
Las siete recomendaciones de esta simulación
Más allá de la coincidencia vírica, lo que sí que resaltó esta simulación fue la inminencia de una pademia vírica, a raíz de los preámbulos del Ébola y del Sars, y la debilidad de los países para afrontarla. Además, este simulacro lanzó siete recomendaciones que deberían asumir los países, siete consejos que se pueden resumir en uno: la importancia de la colaboración público privada. A continuación, tiene las soluciones publicadas tras la simulación.
1. Colaboración público privada para la lucha contra la pandemia: durante una pandemia severa, es probable que los esfuerzos del sector público para controlar el brote se vean sobrepasados. Pero los activos de la industria, si se implementan de manera rápida y adecuada, podrían ayudar a salvar vidas y reducir las pérdidas económicas. Por ejemplo, se necesitarán compañías con operaciones enfocadas en logística, redes sociales o sistemas de distribución para permitir la respuesta de emergencia de los gobiernos, las comunicaciones de riesgos y los esfuerzos de distribución de contramedidas médicas durante una pandemia. Aquí, Inditex ha donado más de 300.000 mascarillas y ha puesto la logística de la multinacional al servicio del Estado.
2. Colaboración público privada para mejorar la sanidad: la industria, los gobiernos nacionales y las organizaciones internacionales deben trabajar juntos para mejorar las existencias médicas que se mantienen internacionalmente para permitir una distribución rápida y equitativa durante una pandemia grave.
3. Mantener los viajes y el comercio durante las pandemias graves: el miedo y la incertidumbre experimentados durante brotes han llevado a medidas fronterizas, el cierre de negocios orientados al cliente, prohibiciones de importación y la cancelación de vuelos de aerolíneas y envíos internacionales. Por lo tanto, una pandemia particularmente rápida y letal podría dar lugar a decisiones políticas para frenar o detener el movimiento de personas y bienes, lo que podría dañar a las economías que ya son vulnerables ante un brote.
Los Ministerios de Salud y otras agencias gubernamentales deberían trabajar juntos ahora con las aerolíneas internacionales y las compañías navieras mundiales para desarrollar escenarios de respuesta realistas y comenzar un proceso de planificación de contingencia con el objetivo de mitigar el daño económico mediante el mantenimiento de viajes clave y rutas comerciales durante una pandemia a gran escala. Según el último análisis realizado por Brand Finance, el sector de la aviación, el ocio y el turismo va a ser el más perjudicado.
4. Colaboración público-privada para la fabricación de vacunas, terapias y diagnósticos que serán necesarios durante una pandemia grave: se necesitará la capacidad de desarrollar, fabricar, distribuir y dispensar rápidamente grandes cantidades de material médico para contener y controlar un brote global.
5. Las empresas deberían reconocer la carga económica de las pandemias y luchar por una mayor preparación: además de invertir más en la preparación de sus propias empresas e industrias, los líderes empresariales y sus accionistas deberían comprometerse activamente con los gobiernos y abogar por mayores recursos para la preparación ante una pandemia.
6. Las organizaciones internacionales deberían priorizar la reducción de los impactos económicos de epidemias y pandemias: será necesario un aumento y una nueva evaluación del apoyo financiero para una pandemia grave. Así, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, los bancos de desarrollo regional, los gobiernos nacionales, las fundaciones y otros deberían explorar formas de aumentar la cantidad y la disponibilidad de fondos en una pandemia y garantizar que puedan utilizarse de manera flexible donde sea necesario.
7. Los gobiernos y el sector privado deberían asignar una mayor prioridad al desarrollo de métodos para combatir la información errónea y la desinformación antes de la próxima respuesta pandémica: los gobiernos deberán asociarse con empresas tradicionales y de redes sociales para investigar y desarrollar enfoques ágiles para contrarrestar la desinformación. Además, las compañías de medios deben comprometerse a garantizar que se prioricen los mensajes autorizados y que se supriman los mensajes falsos, incluso a través del uso de la tecnología.
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