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Esplendor en la nieve: estilo a pie (y fuera) de pista

  • La moda y el esquí tienen una historia de amor fabulosa
  • Las grandes firmas llevan a gala no olvidarse del esquí chic nunca
  • A nivel nacional destaca Pedro Gómez, el mítico hombre hecho así mismo,
Lady Di y Carlos de Gales
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De las pistas a la calle. De la nieve al asfalto. La moda mantiene la esencia del esquí como un deporte de élite, gracias a propuestas que nunca olvidan el lujo y que nos trasladan a un universo de lo más selecto al mezclar innovación con buen gusto

Los deportes y la moda. Todo un melón que debe ser abierto de vez en cuando para entender por qué vestimos como vestimos. ¿Por qué? Me aventuro a decir que porque es la razón por la que en algún momento del siglo XX pasamos de la función social y la necesidad de vestirse a la libertad de la comodidad a toda costa. El golf, el tenis, el cricket, el baloncesto, el béisbol, el fútbol, el surf… todos estos deportes (y algunos más que se quedan en el tintero) han aportado más a la moda de lo que solemos recordar. Eso sí, siempre con la aportación de algún visionario o visionaria que, de chiripa o de manera concienzuda, ha conseguido unir la práctica energética de alguna actividad competitiva con lo que podemos guardar en el armario para después utilizar en nuestro día a día. Que sería de los bañadores de corte largo, las gorras, los polos, los chalecos de pico, las zapatillas de deporte… si no se hubiesen roto las barreras del estilo.

En el caso de los deportes de nieve, todo ha sido quizás aún más revolucionario. Seguro que quien está leyendo este artículo puede recordar vivamente lo que significaba viajar a climas más fríos para esquiar (un Deer Valley, por ejemplo, o un Aspen) en el mes de febrero. Frente a lo complicado de la variedad, el que cruzaba el charco tenía que optar por llevar un plumas de guerra puesto en el avión y otro tipo de prenda de abrigo para frío extremo un poco más de nivel en la maleta para el àpres-ski a la caza de celebridades de Hollywood. ¿El resultado? El espacio en el equipaje, por muy grande que fuese la samsonite, se quedaba en nada. Hoy en día, estos momentos casi nos parecen de risa. Gracias a la tecnología en el plano textil, el enfrentarse a un viaje de carácter menos cero o a disfrutar de las mejores vacaciones para la práctica del esquí, no supone apoyarse en un porteador de equipaje.

Pero aparcando la teoría, lo cierto es que la moda y el esquí tienen una historia de amor fabulosa. Comenzando por la parte más patria, está la de Pedro Gómez, el mítico hombre hecho así mismo, que consiguió vestir a lo más chic de este país nuestro gracias a su plumas en dos tonos. Pedro, que acaba de ver resurgir su marca después de un parón de 20 años, fue un verdadero pionero que vistió a la Familia Real en Baqueira y al pijerío más fino de la capital a mediados de los ochenta. En otro plano mucho más internacional se sitúa una marca Moncler, y otro hombre, Remo Ruffini. Este italiano de cabellos rizados y mirada intensa, realizó uno de los comebacks más increíbles del mundo textil. Moncler nació en Francia a mediados de los años 50 del siglo pasado. Su calidad y diseño le hizo subir como la espuma, convirtiendo sus prendas de abrigo en la equipación de rigor para las mejores y laureadas aventuras en la montaña o para competiciones olímpicas. Y como tantas veces ocurre en el mundo de la moda, gracias al efecto Guadiana, al ser adquirida la marca por Ruffini su resurgimiento fue increíble. Su escalada al Olimpo del lujo vino respaldada por aliarse con genios como Thom Browne para crear Moncler Gamme Bleu, una experiencia superlativa de cómo se pueden transformar prendas para esquiar en elementos de moda venerada por todo tipo de público. Tristemente, el matrimonio con Mr. Browne se disolvió hace un par de años, pero la marca no ha perdido su esencia de realidad deportiva y sigue con su línea Grenoble para que el público más selecto de GStaad pueda seguir disfrutando de lo más excelso en ropa de esquí.

De todas maneras, el lujo para los que esquían, los que disfrutan del apré-ski o los que replican la experiencia en sus ciudades, no se queda en las prendas de abrigo. Las firmas más maravillosas llevan a gala no olvidarse del esquí chic nunca. Ya sea con tablas como las de Chanel o Vuitton, o palos de Rossignol para Tommy Hilfiger… las montañas desde Bariloche a St. Moritz se han convertido en unas verdaderas pasarelas de altura.

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