Baqueira es un destino irresistible para los aficionados a los deportes de invierno con la mejor nieve de España y Andorra debido a su ubicación en la vertiente norte de los Pirineos. Pero un plan b más reposado, aunque igual de tentador, es aprovechar también el viaje para descubrir de forma pausada el Valle de Arán, su cultura, gastronomía y treintena de pueblos.
Hay tantos gustos como personas y, en Baqueira, hay mucho que hacer, ver y probar. Desde deslizarte por la montaña con unos esquís o tabla, visitar una iglesia románica del siglo XIII o degustar caviar en un entorno tan poco habitual para este manjar como es la naturaleza. Ubicado en el pirineo central colindante con Francia, el valle de Arán, único y de una singular belleza, ofrece un sinfín de planes apabullantes para exprimir al máximo este invierno, con o sin botas de nieve. Aquí van varios de ellos para que, si quieres, disfrutes de la nieve calzándote los esquís o, por el contrario, te montes una ruta cultural o gastronómica.
La mejor nieve de España, Andorra y Francia

Fundada en 1964, la estación de Baqueira Beret no solo es, con más de 160 km esquiables, la más grande de España, sino una de las mejor valoradas por los esquiadores. Según una encuesta realizada por el portal de esquí Nevasport a más de 9.000 personas, "la mejor nieve está en Baqueira por la orientación norte de sus pistas", lo que la convierte en el destino idóneo para aquellos que quieren ponerse las botas y dar rienda suelta a sus emociones. Las nevadas de otoño propiciaron su apertura el pasado 23 de noviembre, por lo que todo apunta a que Baqueira tendrá una larga temporada y que seguirá, como viene siendo habitual, beneficiándose de su orientación atlántica y su ubicación en la vertiente norte de los Pirineos.
La estación cuenta con 36 remontes, 112 pistas de diferentes niveles y un circuito de fondo de siete kilómetros; así como estadio de slalom y snowpark. Además ofrece otras experiencias para los que decidan quedarse en tierra disfrutando de la nieve, como parques infantiles para los más pequeños, excursiones en motos o raquetas y paseos en trineos tirados por perros o caballos.
Quienes piensan que visitar una estación de esquí en plena temporada, sin practicar este deporte, puede llegar a ser aburrido y monótono es que no han conocido todavía Baqueira ni el Valle de Arán en invierno. El ambiente que se respira a pie de pista, los paisajes de postales e incluso madrugar para ver una amanecer en la montaña puede resultar una experiencia única que todos deberíamos experimentar, al menos, una vez en la vida. Por este motivo, si en un viaje con familia o amigos hay personas que esquían y otras que no, la mejor opción es alojarse a pie de pista. En concreto Val De Ruda, un núcleo urbano con servicios de todo tipo, puede ser el centro de operaciones perfecto para realizar cualquier actividad, deleitarse con la gastronomía aranesa, empaparse del mejor ambiente de Baqueira o ponerse las botas (comiendo y esquiando).
La oferta vacacional es variada, amplia y, en general, con buenos servicios. Este es el caso del apartamento Val De Ruda Luxe 20, gestionado por FeelFree y situado a una cota de 1.500 metros. Se trata de un alojamiento de lujo para grupos de hasta 11 personas, luminoso, con grandes espacios y chimenea, y acceso directo al telecabina. Bajo el mismo concepto, ubicación y prestaciones está el apartamento Val De Ruda Luxe 49, el sitio perfecto para grupos más reducidos de hasta seis personas… también con acceso directo a pistas desde el telecabina.
Vielha, una capital para visitar entre montañas

Como una estampa invernal Vielha, la capital del valle de Arán, hace gala de su rico patrimonio arquitectónico y cultural, y es que merece la pena ser visitada y disfrutada por sí sola. Además de ofrecer una variedad de ocio que hace las delicias de los montañeros más experimentados, en esta pequeña ciudad pirenaica el viajero disfruta con solo pasear por las animadas y vibrantes calles de su casco antiguo mientras escucha el constante y vibrante sonido del río Nere que lo atraviesa.
El turista puede aprovechar su visita a Vielha para saborear la olla aranasa, el queso brossat y unas deliciosas crepes bajo tejados de pizarra y fachadas de madera y piedra, típica arquitectura de la zona. Como punto de interés principal está la iglesia Sant Miquéu de Vielha, de estilo románico tardío y principios del gótico renacentista, construida entre los siglos XIII y XV. El edificio es auténtico testigo de la historia de todo el valle durante conquistas, batallas e invasiones.

Además de la parte más cultural e histórica, Vielha está repleta de rutas bien señalizadas para adentrarse en zonas de bosques y claros cercanos a los ríos colindantes. El santuario de Montgarri, anclado en medio de la naturaleza, es un imprescindible. Se trata de un sendero sencillo, sin desnivel de unas cuatro horas ida y vuelta, pero que en invierno debe realizarse con raquetas, moto o trineo tirado por perros. Para sentir la experiencia de estar viviendo en la capital del valle, rodeada de cumbres desde donde se puede observar incluso el macizo del Malh Blanc y en pleno núcleo comercial, cultural y gastronómico, no hay mejor forma que alojarse en una casa de corte tradicional aranesa, con madera, pizarra y piedra, de grandes espacios y cristaleras para disfrutar el paisaje, terraza, jardín con zona de barbacoa, chimenea y una cocina amplia como es el caso de Inuit, una vivienda vacacional pensada para 10 huéspedes.
Arte y mucha gastronomía
Cerca de Baqueira y Vielha existen otros pueblos que conforman el valle, cada uno de una singular belleza y particularidad en el que confluyen elementos mediterráneos, centroeuropeos y boreo-alpinos. Una alternativa al deporte de nieve para conectar con la naturaleza, el paisaje, el arte y la gastronomía.
De esta forma, por ejemplo, el viajero puede visitar el coqueto pueblo de Artíes en el que se deja ver una de las montañas más icónicas del valle, el Montardo de más de 2.800 metros de altura; Salardú y sus cristos tallados de madera y Les, el último pueblo antes de pisar Francia, famoso por sus aguas termales y la piscifactoría del caviar Nacarii, elaborado con esturiones que crecen de forma natural y sostenible en las cristalinas aguas del río Garona. Una recomendación, no olvidéis tampoco probar los quesos de Tarrau de Bagergue, una aldea de apenas 60 habitantes y la más alta del valle.
Otro pueblo con encanto es Garós, de escasos 130 habitantes, con una coqueta iglesia parroquial románica llamada San Julian de Garós y reformada en el siglo XV. En esta villa el viajero puede alojarse en Besiberri, una exclusiva y amplia casa de tres plantas con capacidad para ocho personas, muy bien acondicionada y perfecta para estar cómodo y relajado en nuestra escapada al valle. Y, como colofón, nada mejor que descubrir la oferta gastronómica de la zona para poner el boche de oro al viaje porque conocer nuevos platos es una de las grandes alegrías de viajar. Una cocina con clara influencia francesa, pero también vasca y catalana. Aunque, se coma lo que se coma, siempre conviene que sea de temporada y local para saborear todo el gusto al destino, y en el Valle de Arán hay máxima garantía de ello.