Quizá no es el más prestigioso, pero desde luego que es el que más impacto genera. El premio Planeta entrega a los autores 601.000 euros para la obra ganadora y 150.250 euros para la finalista, como adelanto de la venta de 425.000 y 125.000 ejemplares respectivamente.
Unas cifras, sobre todo las de posibles lectores, que son la razón que llevó a el ganador y el finalista actuales de este reconocimiento, Javier Cercas y Manuel Vilas, a presentarse al mismo. A pesar de que sus obras galardonadas son muy diferentes, ambos coinciden en que la literatura no solo debe ser entretenimiento (que también), sino que debe generar un impacto en el lector y en la sociedad en la que vive –como también busca los Planeta–. "A mí me gusta que la literatura tenga repercusión en la realidad, que no solo sea entretenimiento. Que tenga la capacidad de sacudir a la gente, de interpelar a millones de lectores, eso es extraordinario", explica Javier Cercas. "Yo he leído muchos libros que me han ayudado a vivir", añade Manuel Vilas en una entrevista conjunta para elEconomista en el Instituto Cervantes de Madrid.
Un entorno catalán
El libro de Javier Cercas, Terra Alta, comienza a partir de un crimen terrible que sacude la apacible comarca de la Terra Alta: los propietarios de su mayor empresa, Gráficas Adell, aparecen asesinados tras haber sido sometidos a atroces torturas. Se encarga del caso Melchor Marín, un joven policía y lector voraz llegado desde Barcelona cuatro años atrás, con un oscuro pasado a cuestas que le ha convertido en una leyenda del cuerpo y que cree haber enterrado bajo su vida feliz como marido de la bibliotecaria del pueblo y padre de una niña llamada Cosette, igual que la hija de Jean Valjean, el protagonista de su novela favorita: Los miserables.
Partiendo de ese suceso, esta novela se convierte en una lúcida reflexión sobre el valor de la ley, la posibilidad de la justicia y la legitimidad de la venganza, pero sobre todo en la epopeya de un hombre en busca de su lugar en el mundo.
Esta novela es la vuelta de Cercas a la pura ficción, después de varias obras que partían o versaban sobre acontecimiento reales. A pesar de ello, en la historia que cuenta Terra Alta tiene mucho que ver el entorno en el que el autor la escribió: la vorágine independentista catalana que terminó con la aplicación del artículo 155 por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. "Lo que ocurrió en el otoño de 2017, y en general en todos estos años, ha sido decisivo para que yo escriba este libro. Ha sido el carburante. Sin eso, este libro seguramente no existiría. No trata de este asunto, pero sin él no existiría este libro".
Así, esta novela, a través del personaje principal, hace reflexionar sobre los límites de la justicia, sobre la ley, sobre la traición o sobre la legitimidad de la venganza. "Temas que nunca he tratado y que no lo hubiera hecho si no hubieses pasado esas cosas en mi entorno", explica. "Yo donde digo lo más importante, donde digo incluso lo que no me atrevo a pensar, es en las noveles. Este libro se puede leer como lo más importante que tengo que decir sobre lo que está pasando aunque no sea directamente, porque la literatura no pega así, no habla de Puigdemont o de Torra", añade.
Este compromiso con la importancia de sus libros es en realidad una defensa de la literatura. Javier Cercas defiende que la literatura debería tener una mayor repercusión en la vida de las personas y en la sociedad, ser un agente movilizador y no solo entretenimiento. De hecho, el personaje protagonista de Terra Alta cambia su vida a raíz de un libro, Los Miserables. La novela del escritor Victor Hugo que reflexiona sobre el bien y el mal, sobre la ley, la política, la ética, la justicia y la religión.
Esta defensa sobre la importancia de la literatura, además, ha sido la que llevó a Cercas a presentarse al premio Planeta, un galardón que permite alcanzar muchos lectores. "Yo sueño con una literatura popular y extraordinariamente exigente porque no son incompatibles. Cervantes, El Quijote, fue un éxito total. Y Shakespeare no era un autor de élites".
Quizá por ello, aunque sin intención por parte de Cercas, algunas de las novelas del autor se han convertido en películas. Fue el caso de Soldados de Salamina, llevada a la gran pantalla por David Trueba, y puede ser el caso de Terra Alta, pues ya han comprado los derechos para hacer una obra cinematográfica.
Un libro que ayuda a vivir
Manuel Vilas también entiende que una novela deber ser más que entretenimiento. De hecho, sus obras, esta y la anterior, Ordesa, se pueden entender como ejemplares de autoayuda: "Los lectores de mi anterior novela, y aquí sigo el mismo patrón, lo leyeron como un libro de autoayuda en el sentido más noble de la palabra. En realidad, la literatura en sus orígenes ha tenido un sentido de autoayuda, y yo he leído muchos libros que me han ayudado a vivir". "Ordesa fue leído por mucha gente como un tratado sobre las relaciones entre padres e hijos y su capacidad de emoción residía en que la gente al leerla sanaba esas relaciones complejas", añade.
Así, Vilas comparte conCercas la importancia de que los libros sean leídos y generen un revulivo: "Para mí, la idea de la literatura se cimenta sobre la idea de la comunicación y sobre la idea de los lectores. La literatura existe cuando un lector te lee. El premio Planeta es el premio más popular de la literatura española, el que supone una ampliación de lectores impresionante. Yo creo que un escritor debe velar porque sus libros sean leídos".
Entonces, el lector que se acerque a Alegría encontrará una novela donde el narrador en un momento dado se da cuenta de que el sentimiento que puede satisfacer la vida no es el de la felicidad sino el de la alegría, que es un sentimiento más primitivo, más atávico, menos social. "El mandamiento de la vida es la búsqueda de la alegría", sentencia el autor.
'Alegría'
La novela finalista cuenta la historia de un hombre que arrastra tantos años de pasado como ilusiones de futuro, ilumina, a través de sus recuerdos, su historia, la de su generación y la de un país. Un relato que a veces duele, pero que siempre acompaña.
Este trabajo es un viaje con dos caras, la pública, en la que el personaje se acerca a sus lectores, y la íntima, en la que aprovecha cada espacio de soledad para rebuscar su verdad. Una que ve la luz después de la muerte de sus padres, su divorcio y su vida junto a una nueva mujer, una vida en la que sus hijos se convierten en la piedra angular sobre la que pivota la necesidad inaplazable de encontrar la felicidad.
A medio camino entre la confesión y la autoficción, el autor escribe una historia que toma impulso en el pasado y se lanza hacia lo aún no sucedido. Una búsqueda esperanzada de la alegría.
Unas reflexiones que se puede entender como una evolución de de Ordesa. Este libro, escrito a ratos desde el desgarro, y siempre desde la emoción, es la crónica íntima de la España de las últimas décadas, pero también una narración sobre todo aquello que nos recuerda que somos seres vulnerables, sobre la necesidad de levantarnos y seguir adelante cuando nada parece hacerlo posible, cuando casi todos los lazos que nos unían a los demás han desaparecido o los