La promotora inmobiliaria Extell Development Company celebró el pasado mes de septiembre que su rascacielos Central Park Tower alcanzó aproximadamente los 472 metros de altura, lo que le convierte en el edificio residencial más alto del mundo. Una nueva edificación que se une a los rascacielos super slender de la calle de los milmilloarios de Nueva York que están cambiando el skyline de la ciudad al ritmo del lujo inmobiliario: cuánto más alto esté un apartamento, mejores vistas tiene y más caro se puede vender. Un ejemplo de ello es el de la torre de 306 metros de One57, inaugurado en 2014, que vendió varias de sus viviendas por más de 90 millones de dólares. Sin embargo, también están siendo objeto de polémica por parte de la sociedad civil y el derecho.
"Central Park Tower es la culminación de la construcción en Nueva York y en todo el mundo", comentó Gary Barnett, fundador y presidente de Extell Development Company. "No podríamos ofrecer este nivel de diseño, calidad y servicio sin la contribución de los arquitectos, ingenieros y diseñadores más talentosos del mundo". La torre, diseñada por Adrian Smith + Gordon Gill Architecture (AS+GG), combina elementos de vidrio, acero inoxidable con acabado satinado, y detalles verticales y horizontales luminosos que acentúan la relación de la textura y la luz.

A pesar de esta capacidad arquitéctónica, este tipo de edificaciones está siendo objeto de polémica por la sombra que proyectan sobre Central Park, sobre lo poco sostenibles que son o por la forma en la que están construidas.
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Una sombra alargada
Según apuntó la asociación The Municipal Art Society de Nueva York, en su documento Accidental Skyline, una de las consecuencia de estos nuevos edificios superaltos es la proyección de nuevas sombras sobre Central Park. Un efecto que no es baladí, pues entra de lleno en el origen de las restricciones a la construcción en altura que datan de 1915. En ese año, el Bajo Manhattan vio cómo se terminaba la construcción del Edificio Equitable, un rascacielos de 150 metros pero que generaba una sombra de dos hectáreas. Las protestas vecinales frente a esta pérdida de luz provocaron el nacimiento de la Ley de Zonificación de 1916 que, aunque no estableció límites de altura, regulaba la masificación de edificios de ciertos metros en una misma región y obligaba a que los rascacielos estableciesen una serie de retranqueos en su parte final. Estos nuevos rascacielos están consiguiendo mayores alturas porque están adquiriendo a los edificios de solares adyacentes su derecho de crecer en altura.
El truco de los pisos vacíos
Otra de las estrategias que utilizan los promotores para ganar en metros y vistas es llenar la estructura de vacíos mecánicos, elementos arquitectónicos de varios pisos que o bien están desocupados o se destinan a equipamientos para el mantenimiento del rascacielos. Este tipo de soluciones son una forma de bordear la capacidad de crecer en altura que establecen las leyes de zonifiación. En concreto, hace referencia a las regulaciones al tamaño de los edificios en función del índice Far (Floor Area Ratio), que es la división entre la superficie utilizable total de un edificio (sumatorio del suelo de todos los recintos del edificio, medido por las caras internas de las paredes) y el área total del solar en el que se ubica.
Así, cada zona de la ciudad tiene un determinado Far. Un índice bajo implica una mayor restricción al desarrollo, mientras que un Far más alto permite un área más utilizable y, por lo tanto, un mayor potencial de ventas. En cifras, un Far de 1.0 permite al promotor construir un edificio de una planta sobre la parcela, o un edificio de dos plantas sobre la mitad de la parcela, o un edificio de tres plantas sobre un tercio de parcela, y así sucesivamente. El truco que implica colocar estos pisos vacíos es que se consigue aumentar la altura de los rascacielos sin tener en cuenta el Far porque estos espacios no suman metros cuadrados a la hora de calcular la superficie total del edificio.
¿Edificios sostenibles?
La arquitectura moderna, basada en el acero, el vidrio y el hormigón y en una escala alejada de lo humano, entra en constante conflicto con el concepto de la sostenibilidad. El arquitecto Lon Krier es un firme defensor del concepto de Nuevo urbanismo y ciudades transitables, tendencia que busca recuperar las tesis de la arquitectura tradicional, levantar edificios propios a la escala humana y la utilización de materiales ecológicos como la piedra, la madera o los pigmentos naturales. Elementos que ofrece el planeta tierra y que no son fruto de la síntesis humana, como el cemento.
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