El gobierno argentino logró detener las salidas de capital durante el tercer trimestre, invirtiendo 11 meses de fugas de capitales netas con entradas netas por valor de 6.000 millones de dólares, gracias a la caída de la demanda neta de billetes y activos en moneda extranjera tras la normativa gubernamental del pasado mes de julio que prohíbe la compra de dólares con fines de ahorro. El mayor aumento de la salida de dólares del país tuvo lugar a través del turismo, el único modo que tienen los argentinos de acceder a los mercados de divisas. No obstante, el tipo de cambio ?azul? se sigue negociando un 30% por encima del valor oficial. Los altos precios de las materias primas y los resultados comerciales favorables podrían dar un cierto respiro, pero siguen existiendo graves inconsistencias que terminarán por provocar la caída del modelo económico. Al mismo tiempo, el swap de impago ha seguido aumentando debido a la controversia sobre el pago a los inversores que no se acogieron a la reestructuración de la deuda: la pregunta clave es hasta qué punto puede Argentina permitirse otra suspensión de pagos, y si el incentivo de no pagar a los acreedores que se acojan al convenio es mayor que el daño que se produciría en caso de una suspensión de pagos. A nivel soberano, el gobierno tiene poca credibilidad que perder, si es que le queda alguna.
Por Juan Lorenzo Maldonado, Joao Pedro Ribeiro, Carla Misle y María Hernández.