
Los malentendidos y los conflictos forman parte de la vida cotidiana de todos los españoles, ya sea en el trabajo, en tiempo de ocio, con amigos, con la pareja e incluso en ocasiones con personas desconocidas. Pese a que casi siempre se aprecia como algo negativo, la realidad es que es clave para construir relaciones duraderas.
Por lo general, hay dos partes: quienes se desenvuelven bien en este tipo de contextos y aquellos que no se manifiestan ni intentan mediar, bien sea por la reacción del otro, por miedo al rechazo o para evitar cualquier tipo de enfrentamiento. A pesar de que pueda parecer algo puntual, lo cierto es que dice mucho de las personas, según la psicología.
En profundidad
"Desde la psicología, sabemos que cuando alguien hace lo imposible por evitar cualquier tipo de enfrentamiento, no es por casualidad. Detrás de esa necesidad de evitar el conflicto suele haber una historia y determinados rasgos de personalidad", ha relatado la psicóloga Daniela Constantin a 'elEconomista.es'.

A su juicio, hay un grupo que ha crecido creyendo que decir lo que piensa "puede costarles el amor, la aceptación e incluso una relación muy importante". Entonces, aprenden con el paso de los años a callar, a complacer, a pasar desapercibidos por miedo a ser rechazados o criticados.
Más detalles
Ahora bien, existen otras personas que han vivido experiencias difíciles con el conflicto: discusiones intensas, gritos, violencia o rupturas dolorosas. Para ella, cualquier señal de desacuerdo "activa una memoria emocional de peligro". Y es natural que prefieran evitarlo.
También puede haber una herida en la autoestima. "Cuando alguien duda de su propio valor, es habitual que silencie sus necesidades por temor a no ser tomado en serio o a ser juzgado", ha puntualizado la experta. Por supuesto, se encuentra el deseo de mantener la paz.
A tener en cuenta
O lo que es lo mismo, hay personas que valoran tanto la armonía que evitan bajo cualquier circunstancia las tensiones. En muchos casos, "evitar el conflicto no es necesariamente una elección consciente, sino un mecanismo aprendido desde muy pequeños. Una estrategia que, en su día, sirvió para protegerse… pero que hoy tal vez ya no necesitan", ha matizado.
Ante este panorama, son muchos los españoles y españolas que se preguntan si callarse para evitar una discusión es un signo de madurez o de miedo a poner límites. Y la respuesta es muy clara: depende. El silencio puede nacer del miedo o de la madurez, y la diferencia está en el lugar interno desde donde se toma esa decisión:
- Hay personas que callan porque no saben cómo poner límites, o porque temen el rechazo, la confrontación o simplemente no se sienten con derecho a opinar con firmeza. En esos casos, el silencio no es paz.
- Pero también hay quienes eligen no entrar en una discusión porque saben que no necesitan demostrar nada. Porque han aprendido que no todo merece respuesta, que su energía es valiosa y que su paz no está en juego. No callan por miedo, sino por sabiduría.
La clave de todo, aunque pueda generar cierta polémica en las redes sociales, sobre todo en 'X' (anteriormente conocido como Twitter) es la siguiente: ¿me estoy callando para evitar el conflicto… o para cuidarme de él?. Con esta gran reflexión, Daniela Constantin, ha abierto 'un nuevo mundo' que no dejará indiferente a nadie.