Política

La sombra de Aznar planea sobre la caída en picado del Partido Popular

    José María Aznar, expresidente del Gobierno. <i>Imagen: Archivo</i>

    Antonio Papell

    Mucho se está escribiendo estos días sobre el regreso de Aznar. En realidad es un tema recurrente cada vez que las encuestas asoman sus datos y el Partido Popular ve como cae en picado en los sondeos. Ahora, en algunos ámbitos del PP, se pide su actuación, no tanto para que sea el sustituto de Rajoy sino para encauzar a un partido desideoligizado y sin rumbo aparente. El PP recurre a Aznar para movilizar a sus votantes.

    El PP obtuvo unos resultados insuperables en las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2011, en las que la crisis había hecho estragos en el crédito del Partido Socialista.

    Nunca en toda la etapa democrática un partido había conseguido tanta acumulación de poder como el PP en aquella coyuntura, en la que ya acariciaba la gran victoria estatal que efectivamente se produciría unos meses después, el 20 de noviembre de aquel mismo año.

    Ahora, las circunstancias son bien distintas: el gobierno del PP ha conseguido remontar la crisis, pero no ha logrado combatir la desafección social hacia el modelo bipartidista, que muchos ciudadanos consideran fracasado. En parte, por los errores de los principales actores y en parte por la corrupción insoportable, que no ha sido abordada con la energía que requerían las circunstancias. Así las cosas, parece imparable el ascenso de las nuevas formaciones, Podemos y Ciudadanos, que han irrumpido con ímpetu para paliar el vacío creado por el eclipse de PP y PSOE.

    Las encuestas dan idea de la situación: el PP ha perdido gran parte del respaldo electoral de 2011, y aunque ganase las elecciones, tendría serios problemas para aglutinar una mayoría de gobierno. Además, su posición es vacilante en muchos feudos tradicionales, como son el ayuntamiento y la comunidad de Madrid, el ayuntamiento y la comunidad de Valencia.

    Estas perspectivas reavivan, como es natural, la oposición interna a Rajoy a su equipo más directo -Soraya Sáenz de Santamaría, Dolores de Cospedal- y resucitan el fantasma del retorno de Aznar, de momento tan sólo mencionado por algunos confidenciales digitales pero sin duda presente en el entresueño inquieto de los líderes populares.

    La sombra de Aznar

    En la fabulación de estos días, se dice incluso que Aznar, quien se consideraría responsable de las andanzas de Rajoy porque suya fue la decisión de situarlo al frente del partido, estaría dispuesto a auspiciar con urgencia un congreso extraordinario si el PP sufrieran un revolcón en las elecciones andaluzas -la verdad, es que todo indica que va en camino de ello- y experimentara después un sonoro contratiempo en las autonómicas y municipales.

    La especie es, sin embargo, poco creíble y un tanto absurda. De Aznar sólo se acuerdan en realidad (para bien) algunos nostálgicos sin relieve en el PP. El expresidente, que se ha formado una imagen de gran acritud y que todavía no se ha rehecho de la confusión inaceptable del 11-M, es agua pasada que no mueve molino. Si el PP se estrella en esta difícil encrucijada, tendrá que buscar la solución en las generaciones siguientes y no en las anteriores.

    La realidad es que el retorno de Aznar no está ni siquiera en el debate marginal de esta hora política, por más que algunos analistas ansiosos de épater les bourgeois insistan en agitar el espantajo. Y si Rajoy ha de temer el fuego amigo después de una hipotética derrota, deberá mirar más bien hacia los jóvenes cachorros y no hacia los padres fundadores, cuyo crédito es más bien menguado.