Política

El análisis: Una dimisión ejemplar y otra aún pendiente en el 'caso Madrid Arena'

Ana Botella, alcaldesa de Madrid, con Miguel Ángel Villanueva. Foto: EFE.

Pedro Calvo, tercer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid, concejal de Economía y Empleo y presidente de Madrid Espacios y Congresos, ha presentado hoy una dimisión de las llamadas de libro de todos sus cargos a la alcaldesa horas después de ser imputado en el 'caso Madrid Arena'. Ayer, había sido llamado a declarar como testigo por el juez pero hoy el fiscal ha pedido su imputación. No podía ser de otro modo ante la evidencia (todavía no contrastada en una sentencia) de que la contratación del empresario Flores, organizador de la trágica fiesta de Halloween, presentaba muchas irregularidades.

Aunque, como se ha dicho, la dimisión del edil era inexorable, Calvo acababa de llegar al cargo: el pasado diciembre, Botella sucedió a Gallardón cuando éste fue nombrado ministro de Rajoy y designó a Calvo para la cartera que hasta entonces había ocupado el hoy vicealcalde, Miguel Ángel Villanueva.

Pero se da el caso de que quien tiene reconocida amistad con el empresario Flores es Villanueva, y fue éste, tras producirse el siniestro y en ausencia de la alcaldesa Botella, se apresuró a declarar que en el Madrid Arena no se había sobrepasado el aforo permitido ni se habían producido problemas de seguridad.

Tales manifestaciones, chirriantes cuando había dos personas de cuerpo presente, parecían más propias del empresario sorprendido en falta que de quien debía representar el interés general de los madrileños.

Flores, empresario del mundo nocturno y de la industria del ocio, era un asiduo colaborador y cliente del Ayuntamiento de Madrid en tiempos de Villanueva, a pesar de que no puede acreditar encontrarse en orden con Hacienda ni con la Seguridad Social, requisitos indispensables para contratar con la Administración como todo el mundo sabe. Tal irregularidad debe ser explicada, en este caso por Villanueva.

¿Y la alcaldesa?

Pedro Calvo se ha comportado con gallardía pese a que todo indica que es un cabeza de turco ya que hay que imaginar que se limitó a mantener una cierta inercia de la etapa anterior. Villanueva, en cambio, se ampara en su derecho a la privacidad para no tener que dar explicaciones sobre su relación estrecha y conocida con el empresario Flores. Políticamente, el asunto no quedará zanjado hasta que cada cual, y no sólo Calvo, asuma sus responsabilidades, que en alguna medida alcanzan también a Ana Botella, sostén manifiesto de Villanueva.

La actitud de Pedro Calvo debería ser emulada por otros imputados del PP en Baleares y en Valencia, entre otras comunidades, que a día de hoy se aferran todavía con uñas y dientes al cargo pese al señalamiento judicial. Y habría de ser elogiada en primer lugar por sus compañeros de partido, que tienen que agradecer el gesto ecuánime que libera a la organización de la sombra de sospecha que de otro modo la lastraría.

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