País Vasco

La familia Chillida está dispuesta a vender el museo con una rebaja de 64 millones



    A cambio exigen a las instituciones vascas un pacto de protección tipo Thyssen para Chillida Leku, según explicaron en el Parlamento vasco.

    "No buscamos una compra venta, sino a la hora de vender podríamos vender la obra por todo el mundo y tenemos a mucha gente interesada". Así se expresó ayer Luis Chillida Belzunce, hijo del escultor, ante la Comisión de Cultura del Parlamento vasco que analiza la situación creada tras el cierre de Chillida Leku, el museo de Hernani (Guipúzcoa) donde trabajó el genial escultor y que reúne gran parte de su obra.

    Luis e Ignacio Chillida ante la cámara vasca se mostraron muy molestos por el trato que habían recibido por parte del Gobierno vasco y recalcaron que las razones de no haber llegado a un acuerdo no fueron las económicas.

    Aseguraron disponer de un informe de tasación especializado que tasaba Chillida Leku en 176 millones (164 millones por las obras y 12 millones por el edificio y los terrenos), mientras que la familia estaba dispuesta a cedérselo a las instituciones vascas por 112 millones. Los 64 millones de diferencia serían una donación de la familia para Guipúzcoa y para el País Vasco.

    Ignacio y Luis Chillida insistieron una y otra vez que su verdadera preocupación es preservar el legado de su padre y conseguir que permanezca inalterable en el futuro, de ahí sus exigencias a la hora de establecer las condiciones de la operación de venta al Gobierno y la Diputación de e Guipúzcoa. Mostraron su absoluta decepción y disconformidad con las acusaciones de 'deslealtad' que realizó la consejera de Cultura del Gobierno vaso, Blanca Urgelll, cuando se rompieron las negociaciones.

    Los hermanos Chillida se mostraron dispuestos a retomar las negociaciones con las instituciones vascas, a 'poner el contador a cero', pero en esta ocasión exigirían tener en frente un equipo negociador especializado y que todas las propuestas fueran puestas formal y oficialmente por escrito. Esta disposición a retomar el dialogo con las instituciones vascas se basa en el deseo del fallecido escultor de asegurar l futuro del emplazamiento tal y como fue concebido.

    Acuerdo tipo Thyssen

    Las exigencias que son innegociables para la familia Chillida son: conservar su carácter monográfico con la obra del escultor; la unidad de la colección artística; y derecho de veto sobre la gestión artística.

    Para los Chillida este tipo de exigencias no son excepcionales y pusieron como ejemplo el acuerdo del Museo Thyssen-Bornemisa o las especiales condiciones impuestas por la Fundación Salomon Guggehneim para el Museo Guggenheim de Bilbao. En este sentido, recordaron que en las negociaciones iniciales contaron en su equipo negociador con el abogado, ya fallecido, Rodrigo Uria, que precisamente participó como abogado por parte de Estado en las negociaciones con la familia Thyssen para la apertura de su museo.

    No es una donación, sino una compra-venta

    Precisamente en el mes de mayo, la consejera Blanca Urgell, explicó en el Parlamento que las exigencias de la familia Chillida, especialmente la del veto, eran inasumibles para las administraciones públicas vascas, máxime cuando se trata de una operación de 'compra-venta' y no de donación o cesión temporal. Además, recordó el descenso progresivo de visitantes lo que hacía recomendable un nuevo plan para asegurar el futuro de Chillida Leku.

    La familia Chillida recuerda que ellos asumieron todo el coste de la creación del museo que después ha sido visitado por 800.000 personas en diez años. También han asumidos sus déficits de explotación acumulados por 2 millones.

    El Gobierno vasco recuerda que le han subvencionado parte del déficit con 828.000 euros (a través de ayudas del Departamento de Cultura y del Departamento de Turismo), transferencias a las que habría que sumar las realizadas por la Diputación Foral de Guipúzcoa y el Ayuntamiento de San Sebastián.