Oscars

Birdman contra Boyhood: ¿se consumará el Oscar más sacrílego?

Las ocho películas nominadas a los Oscar 2015.

Dos directores al margen de la industria de Hollywood se miden este año en los Oscars, los premios que sellan con un baño de oro el año comercial del sector, con dos películas que han roto cánones: Birdman y Boyhood, los extraños juguetes de Alejandro González Iñárritu y Richard Linklater, respectivamente.

Parece que el resto de películas en competición han quedado disueltas como un azucarillo en el café largo de los ocho títulos nominados, entre los que destacan películas de alto nivel como El Gran Hotel Budapest, La teoría del todo o Descrifrando enigma (The imitation game).

Sin embargo, la temporada de premios ha dictado sentencia y los principales galardones han quedado repartidos entre aquellos dos filmes, con la excepción del Globo de Oro como mejor comedia a El Gran Hotel Budapest (Wes Anderson), que derrotó sorprendentemente a Birdman, también nominada en esta categoría.

Si atendemos a la opinión representada en los Globos de Oro (crítica extranjera de Los Angeles), los BAFTA (premios del cine británico), y las prestigiosas asociaciones de la crítica de Nueva York y Los Angeles, Boyhood tendría más papeletas -y respaldo- para alzarse en la madrugada de este lunes con el Oscar a la Mejor Película. Birdman solo ha batido a su competidora en los premios del Sindicato de Productores y en los del Sindicato de Actores.

Pero la sorpresa de los títulos nominados a los Oscars este año nos conduce, cual advertencia, a pensar que no todo el pescado podría estar vendido. ¿Se atreverá Hollywood a premiar a una de estas dos películas tan tangenciales al gusto de los académicos? ¿O solo la 'irreverencia' de haber sido nominadas supone el máximo reconocimiento al que podrán optar? The imitation game, La teoría del todo o, incluso, El francotirador, parecen películas más diseñadas para recibir un Oscar, por otra parte.

El terremoto que en 2014 protagonizaron Richard Linklater y Alejandro González Iñárritu con los estrenos de sus respectivas y ya multipremiadas películas no ha podido ser obviado por el corazón de la industria, que también ha terminado rindiéndose a la originalidad y calidad de ambos filmes que han roto esquemas en el apartado de realización trascendiendo a la narrativa.

Comencemos por Boyhood. La película de Richard Linklater protagonizó toda una revolución en su estreno en el Festival de Cine de Berlín el año pasado. Una historia de crecimiento rodada prácticamente en tiempo real, durante 12 años y con los mismos actores, dejó boquiabiertos a público y crítica en la capital alemana.

Finalmente, se fue con el premio de consolación del Oso de Plata al mejor director, para dejar el Oso de Oro a otra película asiática diseñada para triunfar en festivales de prestigio y quedarse varada en la orilla de las salas comerciales (Black coal, thin ice, en este caso). Su realización pasará a la historia del cine como una labor titánica por parte de su director y sus productores, que apostaron por filmar los años esenciales de crecimiento de un niño, desde los 6 años hasta su ingreso universitario, a los 18.

Se rodó durante estos 12 años, de 2002 a 2013 en un total de 39 días, contando cada año con los mismos protagonistas: Ellar Coltrane -el niño-, Patricia Arquette y Ethan Hawke. Ningún año fallaron al rodaje, cuando la realidad podía haberse impuesto y a lo largo de más de una década, el proyecto haberse quedado a medias.

Boyhood propone retratar fielmente la infancia y la adolescencia desde la ficción, pero con técnicas que rozan el documental, atrapando destellos de 12 años de vida esenciales en el crecimiento de todo ser humano, desde que se dibuja como proyecto de persona para acompañarle a lo largo de distintas experiencias que moldearán su carácter, hasta dejarle a las puertas de la edad adulta.

El éxito de la película radica en el logro de capturar momentos de la vida de Mason, el niño protagonista, que podrían ser los de cualquiera de nosotros. Pero son los suyos, y es su vida la que tenemos acceso a observar como 'voyeurs' de lo cotidiano hecho arte. Al final, estos momentos engullen toda la historia, y al propio Mason, para ofrecernos un retrato que va más allá, y desciende capas de profundidad para documentar la infancia y la adolescencia en su esencia más pura.

El vuelo del 'más difícil todavía'

Por su parte, Birdman, del director González Iñárritu, también secunda a Linklater en su objetivo -conseguido- de romper los modos de realización para trascender la técnica a la propia historia narrada. El mexicano se ha propuesto ofrecer un espectáculo de "más difícil todavía" al hacer realidad con trucajes técnicos el sueño de una película concebida como un solo plano secuencia. Es decir, una historia audiovisual contada sin corte de planos.

Iñárritu, muy aficionado a este tipo de escenas largas, se ha valido de la técnica para eliminar la única pega de los planos secuencia: su limitadísima libertad de narrativa. Al contrario, el director consigue dar alas a la historia de un actor que fue en otro tiempo estrella gracias a un superhéroe que volaba, Birdman.

Desde la perspectiva de su protagonista (Michael Keaton) y de las personas que forman parte de su vida -una exmujer, una hija adicta a las drogas, un representante que es también ángel de la guarda y unos actores con los que se mide en su trabajo-, la película comienza el vuelo en una escena interminable que no se conforma con quedarse encerrada en una habitación para imitar al teatro. Desde un primer momento inicia un laberíntico descenso y ascenso de escaleras, un trepar entre edificios, un arrastrarse entre calles y un seguimiento atento a la paranoia en la que entra este actor venido a menos y en lucha por reivindicar su talento.

Al igual que podía hacer como Birdman, el actor que le dio carne y que terminó quemado por su descomunal éxito, sobrevuela sus días y busca un nuevo sentido a su existencia en 72 horas en las que se lo jugará todo: salvación o final.

El duelo no puede ser mayor y queda servido en bandeja. Y serán los académicos de Hollywood los que tengan en su voto decidir si llevan a término su mayor sacrilegio hasta la fecha concediendo el galardón más prestigioso de la industria a una de estas dos películas que lograron dar esquinazo a todas sus normas.

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