E l sector inmobiliario será uno de los protagonistas fundamentales de la recuperación económica en 2015, siguiendo la estela de lo ya acontecido durante el pasado año con un volumen de inversión no residencial superior a los 10.000 millones de euros.
España está siendo atractiva para muchos inversores internacionales, también nacionales y, si bien es cierto que cada activo es distinto, se está produciendo una intensa actividad en sectores como los de oficinas y retail, y una recuperación del mercado residencial en zonas como Madrid o Barcelona, por citar unos ejemplos.
En este contexto de mercado, las consultoras inmobiliarias están jugando un papel fundamental como dinamizadoras del mercado. Así en 2014 lograron un incremento de la facturación agregada del 24 por ciento, hasta los 225 millones de euros y, lo que es más importante, la creación de más de 260 nuevos puestos de trabajo, un 18 por ciento más. Una tendencia que se mantendrá en 2015. Y es en estos momentos, en los que el sector inmobiliario vuelve a ver la luz al final del túnel y ocupa un lugar destacado en las agendas de los principales inversores internacionales, cuando me parece esencial recordar una cuestión clave: la necesidad de transparencia y buenas prácticas en el sector. Es el momento de hacer las cosas bien y de hacerlo, además, para lograr un crecimiento sostenible en el tiempo dentro del mercado inmobiliario.
Nadie debería plantearse ya vender un inmueble sin el debido asesoramiento o comprar un local o edificio de oficinas sin una valoración de mercado y un asesor que aconseje o no la idoneidad de dicha operación. Cuestiones básicas que forman parte de las normas de mercado en muchos otros sectores de nuestra economía y que en el sector inmobiliario deberíamos ver como el mínimo estándar exigible.
Todavía queda mucho por hacer y mucho camino por recorrer. Pero si todos los agentes del mercado lo hacemos unidos, junto a esos criterios de profesionalidad, mostraremos una imagen robusta del inmobiliario español, que no olvidemos es, junto al constructor, uno de los sectores que mayor aporte hace al PIB español. El papel de las diferentes administraciones es también fundamental para asegurar el buen hacer del sector, legislando para dar seguridad y confianza a los inversores y permitiendo de esta forma convertir el interés en nuestro país en inversión, riqueza y empleo.
La oportunidad no llama dos veces a la misma puerta. Aprovechemos pues el momento para, mediante la transparencia y las buenas prácticas profesionales, construir un sector del que todos podamos sentirnos orgullosos.