Opinión
Juan Fernando Robles: CajaSur, aquiles y la tortuga
El sofisma de Zenón por el cual Aquiles nunca alcanzaría a la tortuga pues siempre tendría una distancia que recorrer, por pequeña que fuera, ya que ésta se habría movido de donde estaba cuando Aquiles hubiera llegado a esa posición, es una falacia de magnitud similar a la resistencia a la intervención de CajaSur por parte del Banco de España, que nunca llegaría a intervenirla porque ésta se habría movido a la fusión con Unicaja.
El asunto no tendría mayor importancia si fuera filosofía y si tuviéramos siglos para desmontar el sofisma, pero da la casualidad de que la falta de saneamiento de buena parte del sistema financiero y la lentitud con que se está llevando a cabo está acarreando funestas consecuencias a la economía española, a su sistema productivo y, por ende, al empleo.
Si analizamos qué ha ocurrido con CajaSur, nos daremos cuenta de dónde conduce una actitud de intervención tan remolona. Esta entidad cierra 2008, sí, ha leído bien, 2008, con una insuficiencia de recursos propios similar a la que tenía CCM antes de la intervención (Ratio Tier I del 5,6 por ciento, cuando su mínimo legal es el 8).
CCM y CajaSur
Aun así, la entidad, a diferencia de CCM, no es intervenida, y recibe rebajas de calificación que sitúan cualquier inversión en la entidad como especulativa (Fitch rebaja el rating el 21 de abril de 2009 a BB+, es decir, cualquier depositante o inversor en la entidad tiene un bonito bono basura).
Como el mercado de las cajas de ahorros es el menos dinámico e informado, por regla general, estas circunstancias sólo merman su pasivo de clientes en 1.000 millones de euros en un año, y digo sólo cuando debería decir que nada más ni nada menos, dado el tamaño del pasivo de clientes de la entidad (unos 13.000 millones de euros). Pero es una pérdida relativamente pequeña teniendo en cuenta que la entidad financiera no estaba en condiciones de actuar como tal.
No parece que se le dé importancia al hecho de que buena parte de las cajas de ahorros españolas no pueden actuar como tales, o lo hacen a trancas y barrancas, ya que tienen bastante con no caerse, y todo ello se viene consintiendo simplemente para que no se ponga negro sobre blanco que el sistema necesita una recapitalización que se quiere vender como apoyo en procesos de fusión y reestructuración, cuando no es sino salvar a muchos de la ruina mareando la perdiz. En otros países se ha abordado el proceso con más decisión y recursos en su momento, y están saliendo antes de los problemas.
El origen del problema, la mala gestión
Y ¿por qué algunas entidades están al borde la ruina? Pues sencillamente por créditos mal dados, concentración de riesgos tanto sectorial como en determinados acreditados y, en definitiva, una deficiente gestión de la entidad, además de una crisis económica que padecen y alimentan.
Se quiere hacer creer al público que todo ello se deriva en buena parte de un sistema sobredimensionado, pero si analizamos lo que le ha sucedido a CajaSur, sus problemas no vienen especialmente de una gran estructura, sino de pérdidas por deterioro del activo motivadas porque sus clientes no han podido devolver los créditos.
Por mucho que CajaSur hubiera reducido sus gastos estructurales, jamás podría haber absorbido los más de 450 millones en créditos dañados, entre otras cosas porque sus gastos de administración están próximos a la mitad de esa cuantía, así que ni anulándolos por entero podría haber ganado dinero.
Las fusiones son necesarias, pero o cambian los modos, se aumenta la profesionalidad en la gestión y se despolitiza el sector, o nada se habrá conseguido, sino quiebras más grandes cuando toquen.
Juan Fernando Robles, director del Instituto Superior de Técnicas y Prácticas Bancarias.