La decisión del Eurogrupo de nombrar a Luis de Guindos vicepresidente del BCE no ha sido una sorpresa. Sin embargo, la controversia sobre su candidatura, por ser miembro de un Gobierno y respecto a su independencia, cualificación, falta de experiencia en banca central y género masculino, van a dejar marca. De hecho, el Parlamento Europeo ha llegado a expresar "reservas", "lamentando" la falta de candidatas, respecto a lo que hay precedente en el nombramiento de Yves Mersch para el Comité Ejecutivo del BCE, cuando preocupaciones similares demoraron la nominación seis meses. Hay que tener en cuenta que las candidaturas para el Comité Ejecutivo del BCE son decididas en un proceso altamente político, regido por el Tratado, en el que nacionalidad y género son criterios muy importantes, además de cualificación y experiencia en bancos centrales. El mismo proceso aplicará a la sucesión del presidente del BCE: cada Estado miembro puede proponer candidato; el Eurogrupo de ministros de Finanzas analiza y coordina las nominaciones con recomendaciones de otros organismos y la elección, generalmente por consenso, es validada por este Consejo. Además, el Consejo de Jefes de Gobierno y Estado pide opinión al Parlamento Europeo y Consejo de Gobierno del BCE. En última instancia, el Consejo Europeo nombra presidente por mayoría cualificada. El caso es que la candidatura de Guindos ha aumentado las expectativas de que el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, sea el próximo presidente del BCE. Es nuestro escenario de referencia, aunque solo sea porque no vemos candidatos alternativos políticamente aceptables para Alemania y Francia. Weidmann es un economista muy respetado y pragmático. A pesar de su oposición en los últimos años a medidas no convencionales del BCE, ha colaborado en preservar la cohesión del Consejo de Gobierno del BCE. Pero la igualdad de género puede ser el mayor problema. Por otra parte, el Gobierno alemán tendría que designar un presidente del Bundesbank compatible con el SPD y aceptable para la gran coalición con el CDU/CSU. Si el presidente del BCE ha de ser una mujer alemana, Claudia Buch, vicepresidenta del Bundesbank, ha sido mencionada como candidata. De hecho, el pobre historial del BCE en igualdad de género, sugiere que más mujeres deben cubrir cuatro de las seis vacantes del Comité Ejecutivo del BCE, obligando a decisiones políticamente difíciles. Si Weidmann es nominado presidente, otro alemán, única mujer del Comité Ejecutivo, Sabine Lautenschläger tendría que dimitir, como hizo Lorenzo Bini Smaghi en 2011, cediendo a la presión francesa cuando Draghi fue nombrado. Para evitar que el Comité Ejecutivo sea un club de hombres, tendría que ser sustituida por otra mujer. Alternativamente puede considerarse la gobernadora adjunta del Banco de Francia, Sylvie Goulard, para jefa de supervisión bancaria. Otras candidatas son Christine Lagarde y Hélène Rey (Francia), Lucrezia Reichlin, Beatrice Weder di Mauro (Italia) y Sharon Donnery (Irlanda). Por otra parte, Irlanda puede querer promover a su gobernador Philip Lane. A ello se añade que las elecciones al Parlamento Europeo complicarán este proceso, ya que se requiere su opinión y habrá negociaciones difíciles sobre las listas paneuropeas, así como un proceso polémico para nombrar candidatos a presidente de la Comisión Europea. El caso es que Francia puede oponerse a la candidatura de Weidmann, pues Alemania ostenta la del Mecanismo de Estabilidad, Mecanismo Unico de Resolución para gestionar crisis de entidades financieras no viables y Banco Europeo de Inversiones. Un candidato francés, incluso mujer, puede no ser aceptado, pues el francés Trichet ya fue presidente entre 2003 y 2011. Si no hay acuerdo político, otro candidato puede ser elegido presidente del BCE, bien de Francia o más probable de un país más pequeño, aunque sería probable la oposición de los mayores Estados miembros. El juego de sillas musicales puede acabar en un compromiso de último minuto sobre la presidencia del BCE.