El siempre proactivo Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal (Fed) desde 2006, afrontará mañana la última reunión del año del banco central estadounidense. Esta vez, y de forma inusual en los últimos tiempos, no está presionado para adoptar medidas de urgencia. La economía, pese a que no termina de completar una recuperación convincente, ha dado síntomas de mejoría en el último trimestre de 2011. Lo demuestra el descenso del paro o el repunte de la confianza de los consumidores. Pero aún queda mucho por hacer. A pesar de los históricos estímulos adoptados por la Fed, la economía aún es vulnerable, como lo evidencia la lenta creación de empleo. Bernanke puede esperar y ver en esta ocasión. Pero debe seguir en guardia; 2012 exigirá lo mejor de él.