La vicepresidente Elena Salgado ha reconocido que el déficit para 2009 puede haber subido más de lo previsto, debido a decisiones posteriores a los Presupuestos como, por ejemplo, la ayuda de 420 euros destinada a parados sin subsidio. Por si no se antojaban irrealistas unas cuentas que contemplan ingresos que no casan con la actual recesión, encima se añade más gasto a posteriori. Ahora que el Gobierno tiene que presentar ante Europa y los mercados un plan para demostrar que cuadrará sus cuentas, ¿qué credibilidad tiene si no cumple con sus previsiones? Tampoco ayuda que parte de sus esperanzas de ahorro se basen en que las autonomías se controlen. Los Presupuestos han dejado de ser una herramienta para salir de la crisis y se han convertido en un testimonio de la incapacidad de Salgado para limitar el gasto.