Los cuatro años de subida de la bolsa han permitido que los inversores de largo plazo en bolsa española se hayan recuperado de la mayor crisis bursátil que puedan recordar, la que dejó la burbuja de Internet, en la que los parqués cayeron en torno al 50 por ciento. En la bolsa española, todos los grandes valores han recuperado los precios con los que muchos accionistas entraron en 2000 y a los que se quedaron enganchados. La excepción a la regla era hasta ahora Telefónica. El motivo quizá esté en que fue uno de los valores que más se disparó en bolsa en aquellos momentos, por la fiebre de las puntocom, que se extendió a todo el sector de las telecomunicaciones. Sin embargo, aunque la operadora todavía está lejos de recuperar los precios máximos a los que cotizó, a partir de ahora ya no será una fuente de minusvalías. Todos aquellos que compraron acciones por debajo de 22 euros han recuperado su inversión, pese a que la acción cotiza actualmente a 16,8 euros. La explicación de esta desviación se explica porque al precio actual de Telefónica hay que integrarle todas las retribuciones que han cobrado sus accionistas. Todo un abanico de remuneraciones que en sí mismo suponen un manual de inversión: dividendo; entrega de acciones antiguas procedentes de la autocartera de la compañía; remuneración en especie consistente en acciones de una participada -Antena 3-; amortización de títulos -con lo que se incrementa el beneficio por título del accionista-; incluso ampliaciones liberadas de capital que suponían, cada una de ellas en su momento, un incremento de la rentabilidad del 2 por ciento. El más de millón de accionistas de Telefónica pueden ya estar satisfechos.