Entre las muchas señales que emite un vehículo para indicar a su conductor que algo no va bien, el ruido es de los más indicativos. Sin embargo, a menos que seamos expertos, mecánicos, o hayamos sufrido una avería similar antes, probablemente no sepamos interpretar su procedencia.
El sonido de los frenos, en cambio, es un sonido muy característico; un chirrido que se puede escuchar cuando se acciona el pedal de freno, por lo que es fácilmente interpretable: el freno no está bien.
La mayoría de veces, este chirrido se deberá a una falta de lubricación entre la base metálica de la pastilla de freno y el bastidor de la pinza de freno. Suele suceder al cambiar las pastillas de freno, al no lubricar ambas piezas de forma correcta. Y este problema, aunque puede resultar molesto, no es grave.
Sin embargo, si este mismo ruido comienza a sonar sin que hayamos cambiado los componentes recientemente, debería preocuparnos. Puede deberse a que haya entrado una pequeña piedra, pero también puede deberse a que hay alguna pieza en mal estado.
Pastillas y discos
En primer lugar, puede significar que la pastilla de freno se ha gastado. Puede ser debido a que el bastidor de la pastilla roce con el disco de freno, o a que incorporen una pequeña chapa que actúe como chivato ante el desgaste. Este supuesto se puede comprobar sacando la rueda y viendo directamente el desgaste de las pastillas. En ambos casos, se deben cambiar.
En segundo lugar, puede que los discos de freno se hayan desgastado. Esto se puede comprobar viendo el color de los discos. Si es anaranjado, significará que se han cristalizado y, en consecuencia, habrán perdido su eficacia. En este caso, habrá que considerar el remplazo de discos si están muy deteriorados.
En tercer lugar, puede deberse a un desgaste desigual del disco de freno. Si el disco presenta irregularidades demasiado acusadas, se deberán cambiar.