
París, 4 oct (EFE).- La inspiración de las vidrieras de la Sagrada Familia de Barcelona pusieron el toque occidental a la colección presentada hoy por la oriental Wang Chen Tsai-Hsia para la marca Shiazty Chen en la penúltima jornada de las colecciones primavera-verano 2017 de París.
Tsai-Hsia se inspiró en los movimientos de la luz contraponiendo bordados y textiles de inspiración oriental con refinadas siluetas que recordaron a los años 60.
Una colección romántica con faldas a media pierna que se combinan con tops cortos o largos pantalones fluidos, que contrastaron con otras piezas más deportivas como chaquetas con capucha, parkas y abrigos "oversize".
En las formas, Shiatzy Chen eligió plisados, encajes y flecos mientras que en los colores el blanco y el plateado fueron los protagonistas, con un comienzo de desfile en el que los looks prometían una colección galáctica que luego se tiñó de romanticismo gracias al rojo, el rosa pastel o el verde agua.
Algunas de las prendas llevaban ilustradas vidrieras, como las de las iglesias, con formas geométricas en tonos turquesa y amarillo que más tarde vistieron jerséis y cárdigans.
La diseñadora reconoce haberse inspirado en una reciente visita a la Sagrada Familia de Barcelona, cuya mezcla de estilos casa bien con la esencia de la firma emblema de lo que llaman el "neo-chino chic".
La estrella invitada del desfile fue la "top model" Karlie Kloss que, a pesar de haber desfilado en Elie Saab, esta temporada ha preferido bajarse de la pasarela y seguir los desfiles desde los "front row" de Dior o Alexander McQueen, entre otros.
A primera hora de la mañana, Karl Lagerfeld convirtió el Grand Palais de París en el interior de un ordenador, una "central de base de datos", para presentar la colección primavera-verano 2017 de Chanel, simulando en los propios tejidos un entramado de cables de colores y luces.
Chanel puso como marco una gigantesca base de datos cuidando cada detalle: todas las máquinas estaban perfectamente conectadas con cables, las pantallas se iluminaban en un escenario futurista y pulcro para una línea primaveral que apostó por prendas de lencería con un toque urbano, casi rapero.
Las gorras fueron el accesorio estrella, acompañando cada uno de los looks, que se llevaron de lado en brillantes verdes, también con impresiones gráficas o con el famoso tweed de la casa que para esta temporada se mezcla con líneas flúor en relieve e incluso lentejuelas.
Esta misma tendencia siguió el resto de la colección, que apeló a la juventud con accesorios extravagantes como grandes pendientes, carteras metalizadas y un sinfín de impresiones gráficas que decoraron fluidos blazers.
Por su parte, Ellery, firma de éxito que llega desde Australia de la mano de su creadora Kim Ellery, presentó una colección más joven que temporadas recientes, inspirada en el punk y las culturas revolucionarias, llena de skai y materiales sintéticos, con mangas extralargas y pantalones acampanados que son ya seña de identidad de la australiana y que harían las delicias de Abba.
El negro, el blanco, el rojo y el fucsia monopolizaron unos diseños ornamentados de grandes volantes, como viene siendo habitual en la creadora de Perth, y en los que las cremalleras y las tachuelas cobraron protagonismo.
Botines con talones metálicos y unas altísimas botas moteras se mezclaron en el Palais de Tokyo de París con inusuales bordados, ceñidos y superposiciones, para vestir a una mujer atrevida, fuerte e innovadora.
La última cita de la jornada fue más bien un espectáculo en directo gracias a Kenzo, cuyos diseñadores Humberto Leon y Carol Lim convirtieron, antes de dar inicio al desfile, a modelos de todas las tallas en esculturas vivientes.
En el Museo de la Arquitectura, con la Torre Eiffel de fondo, estos modelos masculinos y femeninos posaban imperturbables, simulando ser estatuas, desnudos o casi desnudos y pintados de blanco. Una oda al arte clásico, pero más directamente al cuerpo humano que se muestra sin pudores en Kenzo, donde no hay lugar a los complejos.
La firma japonesa basada en París apostó en la línea de ropa por tonos caquis y estampados militares, que contrastaron con las ilustraciones gráficas y tejidos metalizados que propuso Kenzo para la noche.
Por María Díaz Valderrama
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