
Está claro que 2018 no ha sido un año positivo en bolsa para casi ningún índice del mundo, con más del 90% de los activos mundiales en pérdidas. El Dow Jones, uno de los principales indicadores de Estados Unidos y, en consecuencia, del globo, cede cerca de un 10% desde el primero de enero.
Sin embargo, hay algo detrás de estas caídas que apuntan a un escenario incluso más pesimista para el futuro y es que el dinero 'inteligente', medido en el índice 'Smart Money', ha salido en tromba de la bolsa norteamericana este año, desplomándose un 44% hasta caer a mínimos no vistas desde enero de 1992.
La última vez que cayó de una forma tan brusca fue cuando se desató la crisis financiera de 2008, sin embargo, este descenso fue una cuarta parte del sufrido este año. Anteriormente, el índice protagonizó caídas similares en 2002, cuando explotó la burbuja 'puntocom' y en el 1999.
Este indicador, utilizado más frecuentemente en el análisis técnico para vislumbrar tendencias, se calcula restando al cierre bursátil los movimientos de la primera hora de la sesión, en la que se producen las operaciones movidas por los impulsos ante las noticias de última hora y las aperturas y cierres de coberturas ('dumb money' o dinero tonto); y sumando las operaciones de la última media hora, donde se mueve el llamado 'smart money', que son aquellos inversores que realizan sus estrategias teniendo toda la información del mercado disponible.
Entonces, la teoría es que si, por ejemplo, el Dow Jones marca máximos pero el SMI no lo hace, el mercado estaría sobrevalorando al índice mientras que, al contrario, cuando la bolsa cae pero este dinero entra, es que estos inversores creen que el indicador estaría sobrecastigado, y verían una buena puerta de entrada al mercado.