Las actas de la reunión de la entidad que tuvo lugar a principios de septiembre reflejan optimismo, de forma general, por parte de los miembros del BCE, por el desarrollo de la economía de la eurozona, y la vuelta de la inflación al objetivo del 2% de la entidad. Todo está a punto para anunciar cambios en el programa de compras de deuda del BCE en la reunión de octubre, desprenden las actas, a pesar de que los miembros no terminan de ponerse de acuerdo en las causas de la última apreciación del euro.
Durante la reunión, "se remarcó que hay indicadores de que la expansión económica es, cada vez más, auto sostenible", dicta el documento. Los riesgos a la baja provienen principalmente "del contexto global, por factores geopolíticos y debilidades en algunas economías emergentes", explican.
Sin embargo, lo que realmente preocupa a los políticos monetarios de la eurozona es la subida que está experimentando el euro durante los últimos meses, y no se ponen de acuerdo sobre sus causas: "Para identificar las fuentes de la apreciación de la divisa todavía se requiere más análisis. Si bien la subida del euro puede estar relacionada por el sentimiento positivo hacia la eurozona, también se destacó que esta subida refleja acontecimientos fuera de la región", desprenden las actas.
Octubre
El acuerdo es "mayoritario" sobre la necesidad de que se mantenga un grado considerable de apoyo por parte del banco central, para apoyar el avance de la inflación en el medio plazo, pero, lo más destacable de la reunión, fue el acuerdo que hay entre los miembros de la entidad de comunicar ya los cambios que habrá en el programa de compras -QE- a partir del mes de enero. "Los miembros reiteraron que se requiere una decisión en otoño sobre los instrumentos de política monetaria a partir del año que viene", destaca el documento.
Concretamente, apuntan a la reunión del 26 de octubre para publicar los cambios que se decidan: "hubo acuerdo general sobre que la mayor parte de las decisiones, incluyendo la estrategia a seguir para recalibrar los instrumentos monetarios, se tomen en la reunión de octubre, mientras que algunos aspectos técnicos podrían decidirse posteriormente".
Flexibilidad
Además de lo anterior, los miembros de la entidad destacaron la necesidad de que "se recupere más espacio y flexibilidad para poder ajustar las políticas, y el grado de política acomodaticia en cualquier dirección, en caso de que se necesite lidiar con un ciclo económico maduro, y potenciales shocks en el futuro". No hay que olvidar que, al ritmo actual, el BCE empieza a tener problemas de escasez de bonos que comprar bajo el paraguas del QE, por lo que, incluso si lo pretendiese, no le sería fácil incrementar el tamaño del programa, desde el punto actual.