
Mientras todos los focos estaban puestos en la crisis griega, las reuniones del Eurogrupo y las negociaciones entre acreedores y el Gobierno del país heleno para hablar sobre una quita de su deuda, uno de los países con más peso geoestratégico en el mundo ha visto cómo su mercado de renta variable ha registrado en las últimas semanas uno de sus mayores descensos en los últimos años.
Se trata del CSI 300, que recoge acciones que cotizan en Shanghái y Shenzhen, y del Hang Seng de Hong Kong. En poco más de 20 días estos índices bursátiles han corregido un 30 y un 14%, tirando por tierra las subidas acumuladas hasta mediados de junio.
Unas ganancias que llegaron a ascender por encima del 50% en el conjunto del ejercicio en el caso del primero de ellos y que han sido reducidas a cenizas en poco más de tres semanas, haciendo válido el dicho popular que afirma que la bolsa sube en escalera y baja en ascensor.
Este movimiento ha puesto de manifiesto que el mercado mundial no sólo tiene un punto de inquietud en la actualidad. La caída en los precios de las materias primas, la subida de rentablidades en renta fija e incluso el descenso del euro están -en opinión de algunos expertos- más relacionados con China y el deterioro de sus mercados, que con Grecia.
"Se trata de una cuestión de liquidez", apunta José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España. "Todo influye y la incertidumbre también, por supuesto, pero la cuestión que subyace de fondo es la iliquidez de un mercado como el chino", señala el experto. E igual opinan desde Fidelity: "Dada la suspensión en la cotización de una buena parte de las acciones del mercado local chino, hay menos valores disponibles a la venta para aquellos inversores que están forzados a vender como consecuencia de sus altos niveles de apalancamiento", asegura John Ford, CIO de Fidelity para la región Asia-Pacífico. Este hecho, asegura el mismo experto "ha originado fuertes ventas en estos valores específicos, siendo este el principal motivo de la comprensión actual de la liquidez".
Y es que, el regulador del país oriental y sus secuaces han tratado de frenar los descensos a toda costa. Pero ha sido en vano. Empresas públicas, compañías de seguros, bancos y hasta el CSFC (Corporación de Financiación del Mercado de Valores de China, por sus siglas en inglés) con dinero del Banco Central se han empleado a fondo para intentar poner un freno a la bolsa china. Lo han hecho con medidas como la suspensión de las operaciones bajistas o poniendo un limite a las caídas (las pérdidas máximas diarias permitidas son del 10%). Pero todo ello no ha sido suficientes para cumplir uno de los principales objetivos a corto plazo de las autoridades chinas: la estabilidad.
Hora de tomar posiciones
Si se atiende al aspecto técnico de la curva de precios que describe el CSI 300, esta caída en el mercado de renta variable no es más que una simple corrección acorde con las subidas registradas desde agosto de 2014. Así lo entiende Juan José Martínez, analista técnico de JM Kapital EAFI, que afirma que ambas bolsas se encuentran "en un claro nivel de soporte".
Para este experto, "las correcciones siempre se producen en función de las subidas previas, y tras siete meses en los que se han registrado ganancias superiores al 150% es cuanto menos lógico una corrección como la que se está viviendo, por ello es un buen momento para tomar posiciones".
Una entrada en el mercado chino que se produciría a precios baratos en relación al resto de mercados desarrollados, pero aún se encuentra a un PER de 13 veces, elevado respecto a su media histórica.
