Bolsa, mercados y cotizaciones

Un operador que nunca se destacó acusado del desfalco bancario gigante de SG

París, 28 ene (EFECOM).- Jérôme Kerviel, el operador de mercados al que Société Générale (SG) acusa de un desfalco que le ha costado pérdidas de 4.900 millones de euros, es un joven profesional de 31 años corriente e introvertido que no había destacado ni se le conocían dotes fuera de lo normal.

Kerviel, para el que la Fiscalía ha pedido que sea inculpado por cargos que le podrían llevar a una condena de siete años de cárcel y 750.000 euros de multa, salió del anonimato el pasado jueves cuando Société Général lo apuntó como responsable de un fraude inaudito sobre el que todavía quedan muchos puntos oscuros.

Según él mismo reconoció a los agentes que lo interrogaron durante este fin de semana, desde finales de 2005 había arriesgado con sus posiciones en el mercado dinero de la entidad financiera por encima de la autorización que ésta le daba, una práctica que sostiene que era generalizada entre sus colegas de la sala de mercados.

El problema -de acuerdo con ese mismo testimonio divulgado por el fiscal de París, Jean-Claude Marin- es que a comienzos de este año hubo un cambio de escala en su recurso a esas prácticas irregulares y arriesgó unos 50.000 millones de euros apostando por una recuperación de los mercados bursátiles, que lejos de verificarse se convirtió en un derrumbe de las plazas financieras.

Detrás de este hombre, que dice no haber actuado así ni para obtener un beneficio personal inmediato ni "para expoliar al banco", sino para ser reconocido como "un operador excepcional" y ser merecedor de la prima correspondiente, hay una biografía que no llama la atención.

Kerviel se crió en la localidad bretona de Pont-l'Abbé, en una familia católica practicante -su padre, muerto en 2006, había sido profesor de herrería y su madre regentaba una peluquería-, y de allí salió para estudiar primero Económicas en la cercana ciudad de Quimper, y luego en Lyon, donde se especializó en labores de control de operaciones de mercado.

Con su título en el bolsillo, y sin que sus profesores hubieran visto en él ningún genio, consiguió rápidamente en 2000 un empleo en Société Générale, precisamente en los servicios encargados de la asistencia de los operadores bursátiles.

De ahí consiguió pasar en 2005 a la sala de mercados, donde sus colegas han contado que era una persona en apariencia tranquila y absorbida por su trabajo, al que dedicaba diez horas diarias.

Tan absorbido estaba que no quería tomarse nunca vacaciones -las últimas las había tomado hacía ocho meses- y cuando se iba se negaba a que otro colega le relevara en la gestión de sus posiciones en el mercado, como suele ser habitual, un indicio que hubiera podido suscitar sospechas.

Dentro de la sala de mercados, su salario estaba en la parte baja de la horquilla de los operadores bursátiles, con menos de 100.000 euros anuales, aunque él consideraba que gracias al dinero que había hecho ganar a Société Générale el pasado año (55 millones de euros) debía obtener una prima de 300.000 euros.

Su especialidad era el mercado de futuros de los índices bursátiles europeos, donde había creado operaciones ficticias para ocultar sus posiciones especulativas que, a mediados de mes habían llegado a los citados 50.000 millones de euros, un volumen que terminó por descubrirlo el pasado día 18.

Su defensa pasa ahora por convencer de que había connivencia con la dirección de SG a la hora de superar los límites de riesgo autorizado y que el muerto de los 4.900 millones de euros que le quieren cargar a él en exclusiva en realidad pretende tapar otras pérdidas del banco, probablemente derivadas de la crisis de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos. EFECOM

ac/jlm

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