
Rusia apretó este miércoles aún más las clavijas a su vecino y aliado Bielorrusia, cortándole un 60% del suministro de gas por impago de deudas, en un litigio que preocupa a los europeos dependientes de los gasoductos que transitan por ese país.
El gigante del gas ruso, que había reducido su suministro a Bielorrusia un 15% el lunes, y un 30% el martes, pasó el miércoles a un 60%. Indicó que podría llegar al 85% si no se alcanza un acuerdo.
"La parte bielorrusa no está tomando ninguna acción para pagar la deuda por la entrega de gas ruso. A partir de las 10H00 (06H00 GMT) del 23 de junio de 2010 se introduce un régimen limitado en un 60% en el suministro de gas ruso a Bielorrusia", declaró el presidente de Gazprom, Alexei Miller, este miércoles por la mañana.
Sin embargo, Gazprom lanzó de nuevo un mensaje de tranquilidad a sus clientes, en especial a los europeos, que dependen en parte del gas ruso que transita por Bielorrusia. "El tránsito de gas ruso hacia el territorio bielorruso está a pleno volumen y los usuarios no tendrán ningún problema de suministro", añadió Miller.
Los europeos habían sufrido ya en enero de 2009 una interrupción de dos semanas del suministro ruso, tras un conflicto entre Moscú y Kiev. Si Bielorrusia corta el suministro de gas a Europa el principal país afectado sería Lituania. Polonia y Alemania podrían verse perjudicados de manera indirecta, según la Comisión Europea.
"Europa no debe ser tomada como rehén en este conflicto", previno por su parte el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, tras una conversación telefónica el martes por la noche con responsables de ambos países. "Pedimos a ambas partes que cooperen de buena fe para resolver el problema (...) y que las obligaciones contractuales sean respetadas", añadió.
Pero la solcitud de la UE parece haber caído en saco roto, ya que este miércoles la compañía de gas lituana Lietuvos Dujos informó a través de un comunicado que el suministro de gas ruso a Lituania y el enclave de Kaliningrado vía Bielorrusia se había reducido en un 30% a partir de las 09H00 GMT.
"La reducción de suministro por parte bielorrusa representa por el momento cerca del 30% de la demanda de Lituania y la región de Kaliningrado", indicó la compañía.
La crisis actual parece menos grave que la de 2009 para Europa, porque concierne volúmenes de gas menos importantes e interviene en un momento de demanda relativamente débil (periodo estival y crisis económica).
"Gazprom hace transitar unos 40.000 millones de metros cúbicos de gas por año por Belarús y entre 110 y 120.000 millones de metros cúbicos por Ucrania. Ucrania es capaz de transportar hasta 142.000 millones de metros cúbicos y puede transportar volúmenes adicionales si se bloquea la ruta de Bielorrusia", subrayaron los analistas del Alfa Bank en Moscú en una nota este miércoles.
Bielorrusia había anunciado el martes su intención de interrumpir el tránsito en dirección a Europa y de utilizar el gas destinado a los europeos. A última hora de la tarde Minsk anunció que ya había empezado a hacerlo. El ministro ruso de Energía, Serguei Chmatko, negó sin embargo esta información el miércoles, según la agencia Ria Novosti.
Moscú reclama 156 millones de euros a Minsk por el gas consumido, pero Minsk exige por su parte más de 162,8 millones de euros por el tránsito.
Según el portavoz de Gazprom, Serguei Kurpianov, "las cuestiones de suministro y de tránsito están claramente separadas", según informó el diario ruso Kommersant.
Para la prensa rusa, esta nueva guerra del gas se explica sobre todo por el rechazo de Bielorrusia de adherir a una unión aduanera, un proyecto querido por Moscú pero que no acaba de arrancar.
El presidente bielorruso, Alexandre Lukashenko, también habría atizado el descontento de Moscú al acoger al presidente derrocado de Kirguistán Kurmanbek Bakiyev tras los enfrentamientos del pasado mes de abril en este país.
"Los suministros de gas, las deudas, las disputas alrededor de la unión aduanera o Bakiyev: todo esto es secundario. En realidad, los dirigentes de Rusia y de Bielorrusia simplemente se desprecian", concluye este miércoles el diario económico ruso Vedomosti en su editorial.