Si por algo se caracteriza Ignacio de Colmenares es por la seriedad que aplica a todos los aspectos de su trabajo, también en las entrevistas. Sin embargo, en esta ocasión, hay una ligera distensión en su habitual formalidad. Quizá sea por el peso de encima que se ha quitado tras la sentencia del Tribunal Supremo sobre Pontevedra (tras la cual esta es la primera entrevista que concede) o quizá, simplemente, porque era un día de lluvia que sirve para regar su oro verde, los eucaliptos y las 70.000 hectáreas de bosque que gestiona la compañía.
Tras la resolución del Tribunal Supremo sobre Pontevedra, la acción de Ence rebota casi un euro, pero luego lo vuelve a perder. ¿Qué está viendo el mercado?
Le ha pasado a todo el sector desde principios de año. Hemos tenido unos precios altísimos de celulosa durante el año pasado, y en nuestro caso también de la energía, y ahora se están normalizando. Esto es un negocio cíclico y cuando la celulosa empezó a caer y había expectativas de que iba a seguir cayendo, la acción bajó.
¿Qué está cotizando en el precio de la celulosa?
El año pasado fue un año muy bueno de demanda tanto de consumo final como del propio canal, en el que la gente sobrecompró pensando en no quedarse sin materia prima. A finales de año las materias primas comienzan a normalizarse pero en la cadena todavía hay un exceso de inventarios, que creo que se normalizará durante el verano. Ahora estamos en 1.050 dólares, por encima todavía del precio medio del ciclo que son 906 dólares. En China ya está empezando a rebotar y en Europa creo que todavía queda algo de bajada, hasta el verano, esperamos que en torno a los 950 dólares haga suelo.
Con este precio medio, en el pasado Ence ha cotizado bastante por encima de los 3 euros donde se sitúa ahora.
Claro, porque ahora tenemos costes más altos después del proceso inflacionario que hemos tenido con la madera, la biomasa, los químicos, el transporte... todo esto ahora se está normalizando, pero sigue en precios intermedios. Estamos en un precio de venta superior al medio del ciclo pero también tenemos unos costes más altos y, por eso, el ebitda de celulosa esperado para el segundo y tercer trimestre es más bajo que el del medio del ciclo.
En el último trimestre ya han logrado reducir el 'cash cost' hasta los 635 dólares. ¿Dónde lo ven a final de año?
Estamos viendo en la segunda parte del año un cash cost por debajo de los 500 dólares gracias a que están bajando los químicos, los fletes, la madera, pero también está aumentando la eficiencia de todas las fábricas.
Se espera también un incremento en la capacidad mundial.
Se ha instalado una planta en Uruguay y otra en Chile. Supone un incremento del 5% mientras que el mercado crece entre un 3% y un 4%; y es algo que ha afectado a los precios.
El plan estratégico a 2023 quedó truncado por el allanamiento. ¿Es momento de actualizarlo o hacer uno nuevo?
Este año vemos unos resultados buenos pese a la caída de los precios y los altos costes. Efectivamente en 2019 tras el allanamiento congelamos o suspendimos algunos proyectos en Asturias, una ampliación en Pontevedra de 100 millones y una inversión de entre 65 y 120 millones en cada biofábrica para mejorar eficiencia, fiabilidad y aspectos medioambientales, que son los únicos que sí hemos hecho. En paralelo, mientras defendíamos la continuidad de Pontevedra hemos ido elaborando algunos proyectos sueltos; y antes de fin de año tendremos una definición de un plan estratégico. Me gustaría celebrar un Investor Day para exponerlo ante nuestros accionistas y, probablemente, no será en España.
¿Este plan pasará por lograr una rentabilidad del 12-14% sin rebasar los límites tradicionales de apalancamiento?
Ahí seguimos igual. En celulosa queremos crecer y diversificarnos en productos que no usen más madera, porque vemos una limitación de la materia. No queremos estar por encima de las 2,5 veces deuda/ebitda recurrente. Queremos poder hacer los nuevos proyectos y mantener un dividendo correcto. A los proyectos de reducción de costes les pedimos un 12% al no tener riesgo; en diversificación y crecimiento donde sí lo hay les exigimos un 14%. Luego, en renovables, no queremos endeudamientos por encima de las 4,5 veces y aquí sí que exigimos una rentabilidad algo más baja.
¿Cuándo volverán a tener un apalancamiento como en el pasado?
Ya este año acabaremos ligeramente por debajo de las 2 veces. Tenemos una visión más patrimonialista y en los momentos de ciclo duro aflojamos un poco en las inversiones por prudencia.
¿El incremento de los tipos es un peligro?
Es una realidad. Esas rentabilidades que hemos dicho ya tienen en cuenta que hay un coste mayor de la deuda y del capital. Estamos entre el 3 y el 4%.
Tras lo de Pontevedra, ¿han recuperado al inversor extranjero?
En su momento, llegó a ser hasta el 40% y ahora está en el 20%. Tenemos que ser mucho más activos en el mercado anglosajón y tener más presencia en el mercado de capitales, por eso haremos el Investor Day fuera.
¿Pesa no estar en el Ibex?
Creo que no tenemos el tamaño suficiente para estar hoy en el Ibex, pero es cierto que facilitaría muchas cosas como un mayor seguimiento de analistas internacionales. No gestionamos la compañía en función, exclusivamente, del valor de la acción.
¿Cuál tiene que ser la palanca para que el mercado reconozca el valor real de la compañía?
Hay muchos factores. Primero, en febrero se hace pública la sentencia del Tribunal Supremo, pero coincide con que empieza a bajar tanto el precio de la energía como el de la celulosa y eso hace que no hayamos tenido el comportamiento que todo el mundo esperaba. Luego, es importante que aglutinemos todos los proyectos sueltos en un mismo plan estratégico y que hagamos ese Día del Inversor para que todo el mundo pueda verlos.
El negocio de renovables aporta estabilidad a una empresa muy cíclica, ¿Siguen pensando en un 'spin off'?
Sí. Estamos creando un negocio de renovables lo suficientemente diversificado y grande como para tener vida propia. Debemos tener algo más de generación eléctrica con biomasa, que sean una realidad la generación térmica, las plantas de biometano y luego el tema de los biocombustibles a más largo plazo, además de la fotovoltaica.
¿Podríamos ver más ventas de participaciones minoritarias?
Sí. Estamos abiertos a todo. Si vemos que hay más valor en vender una parte que en gestionarla, lo haremos. Queremos seguir creciendo en renovables pero estamos abiertos a rotar activos, como en la fotovoltaica.
Se dice que uno de los grandes tesoros de Ence son las 70.000 hectáreas plantadas. ¿Qué vale eso?
Dentro de Renovables, nuestra filial vende estos derechos de emisión a otras compañías que quieren compensar emisiones. Queremos llegar a inscribir hasta 10.000 hectáreas en la Oficina Española del Cambio Climático para aumentar sus ingresos porque el precio de la madera en pie es muy semejante al precio que te pagan por capturar ese CO2. Pueden ser 10 o 15 millones.
"Queremos competir con los escandinavos"
El allanamiento obligó a Ence a frenar casi todos los proyectos previstos para que las inversiones no supusieran un riesgo adicional para la compañía. Una vez que se ha disipado este peligro, se pueden volver a poner en marcha las inversiones. "En celulosa nuestra visión es que tenemos que competir con los escandinavos y no con los sudamericanos, que tienen costes mucho más bajos", apunta Colmenares. "Tenemos una ventaja muy grande frente a los escandinavos por usar eucalipto en lugar de abetos y debemos crecer en esos productos de sustitutivos de fibra larga, que el año pasado supusieron un 18% de la ventas y este año queremos que sean un 25%, para dentro de 3 o 4 años alcancen el 40%", continúa. "Y luego debemos tener productos que hoy faltan en el mercado como los de celulosa absorbente, que vamos a hacer en Navia y que ahora los fabricantes importan todo desde EEUU", explica. "Para ello necesitamos invertir 35 millones y estamos esperando por si hay algún perte; con ello haremos 150.000 toneladas del millón actual, para luego hacerlo crecer hasta el 30%, haciendo nuestra producción más valiosa. Luego hay otro proyecto piloto en Pontevedra para hacer envases alimentarios con celulosa. En As Pontes probaremos el reciclaje de textil", señala.
"En la parte de renovable, además de los biocombustibles, que es una cosa más de futuro, tenemos las plantas de biometano, donde ya tenemos 15 plantas en desarrollo y buscamos cinco más donde utilizamos subproductos ganaderos para hacer gas que inyectamos a la red. Es parecido comprarle a un agricultor sus podas que a un ganadero su estiércol. También venderemos los derechos verdes que generan en el mercado y vender el subproducto convertido en un fertilizante orgánico".
"Seguiremos pagando un dividendo correcto"
Tras la pandemia y el allanamiento del Estado en el juicio por Pontevedra, Ence frenó las inversiones y suspendió también el pago de dividendos por prudencia financiera. Una vez que se recuperaron los precios, volvieron a remunerar al accionista. De hecho, el ejercicio 2022 ha dejado un dividendo histórico. En total han sido 0,854 euros por acción, los cuales suponen casi un 25% del total de su capitalización en bolsa. "Cuando salió la sentencia de Pontevedra no teníamos deuda y por eso hemos dado los dividendo que hemos dado; nos hemos puesto al día con los accionistas, a los que tampoco les habíamos devuelto capital tras la venta de una parte minoritaria del negocio de generación eléctrica con biomasa en 2020", explica Colmenares
Una vez que ahora todo se está normalizando, el dividendo que pueden esperar los accionistas también lo hará. "Una vez que nos hemos puesto al día, lo que hay que hacer es ir pagando un dividendo normal en torno a como pagan todas las empresas y dedicaremos a ello todo lo que podamos mientras sea coherente con el plan de inversiones y con el límite del apalancamiento que tenemos, por lo que a veces tendremos un payout del 30% y otras veces será del 80%", explica el presidente. "Lo que sí descartamos es realizar recompras de acciones", agrega.
En este contexto, el consenso de analistas que recoge FactSet prevé que los resultados de 2023, que se anticipan con un ebitda de 215 millones, les dé para pagar un dividendo de 0,25 euros por acción, lo que a precios actuales ofrece una rentabilidad de más del 8%. Si bien, de cara a los próximos años la rentabilidad de sus pagos irá decreciendo y se situará en torno al 4% de aquí a dos años.
"Tenemos la mejor calificación ESG del sector"
Ence es una compañía que desde hace años tiene la sostenibilidad y el ESG incluida en su naturaleza. El caso obvio es que una gran parte de su negocio se dedica a la producción de energía renovable, pero no solo eso. Sustainalytics los tiene calificados como el número 1 de sostenibilidad en celulosa a nivel global con 90 puntos sobre 100. Esto es clave porque "en un futuro los inversores de equity y deuda no se van a acercar a una compañía que no tenga un buen rating ESG", explica Colmenares.
La compañía se reafirma en que el negocio de la celulosa es totalmente sostenible . "El agua se coge del efluente de la depuradora de la ciudad, la madera se compra a un radio de 80 kilómetros certificada como gestión sostenible, se astilla con motores eléctricos y se cuece; la energía utilizada procede de los propios restos, renovable, y la que nos sobra la exportamos a la red", argumenta el directivo. "Ya no hay ruido, ni olores, la calidad del agua y del aire son igual de buenos o mejores que en otros lugares. Es decir, el proceso por la fábrica de Pontevedra era por la Ley de Costas, por un tema administrativo", añade el presidente y consejero delegado de Ence.
La sostenibilidad es crucial porque el cambio climático es una realidad. Este mismo año la fábrica de Pontevedra tuvo que cerrar por falta de cauce en el río. "Tuvimos que implementar una máquina de ultrafiltración para la recirculación del agua y reducir el consumo; no tiene sentido que sigamos usando agua natural de consumo humano o regadío, debemos independizarnos del agua de los ríos", añade. Asimismo, reconoce que ya están plantando otras variedades de árboles más adaptados al aumento de las temperaturas.