Bolsa, mercados y cotizaciones

¿Por qué caen las bolsas?


    Amador G. Ayora

    Después del arranque de año espectacular, que acumuló ganancias superiores al 5 por ciento en los parqués de ambos lados del Atlántico, los mercados entraron en barrena sin que haya un cambio aparente en los fundamentales que sostienen la economía. Las previsiones de crecimiento en torno al 2,5 por ciento para este año, tanto en Europa como en Estados Unidos, siguen intactas y los resultados de las empresas apuntan hacia beneficios récord. ¿Por qué sufrieron, entonces, los mercados la peor semana desde 2008, el inicio de la gran recesión? La explicación hay que buscarla en los tipos de interés.

    El precio del bono americano a diez años pasó de alrededor del 2,5 por ciento a casi el 3 por ciento. Una subida porcentual en torno al 20 por ciento, que explica el batacazo de los mercados. Con los bonos al 3 por ciento, muchos inversores optarán en el futuro por destinar una parte de sus ahorros a la renta fija en detrimento de la variable. Es decir, habrá dinero saliendo de las bolsas para aterrizar en los títulos del Tesoro americano.

    Pero ¿por qué, de repente, resurge el precio del dinero al 3 por ciento? Las subidas salariales en EEUU conocidas el viernes, 5 de febrero, las mayores en ocho años, dispararon las alarmas. Los analistas temen que saquen a la inflación de su dulce letargo.

    Si los precios al consumo resucitan, el recién nombrado presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, tendrá que incrementar los tipos de interés para contenerla. Hasta ahora se preveían tres movimientos al alza del precio del dinero, pero ya se habla de cuatro o incluso de cinco subidas a lo largo de 2018.

    El dinero se encarecerá, tomarlo prestado será más caro, algo que favorecerá a los bancos y penalizará enormemente a las empresas más endeudas, como Telefónica.

    Se da, además, la paradoja que la reciente reforma fiscal y el plan de infraestructuras aprobado por la administración Trump espoleará la actividad económica y contribuirá, por tanto, a elevar el precio de los productos de consumo.

    ¿Y cuándo llegará la subida de los tipos de interés a Europa? No antes de 2019. ¿Y por qué caen con fuerza también las bolsas europeas? Porque los mercados se mueven por expectativas. Es decir, anticipan los movimientos del capital o de la economía.

    ¿Podría ocurrir que las previsiones de los analistas fueran una falsa alarma? Así es. Aún es pronto para aventurar cómo se comportará a lo largo del año el precio del dinero. Los mercados habían subido demasiado rápido en poco tiempo y ahora toca corregir. Pero, al igual que ocurre en la vida real, las caídas son más rápidas que los ascensos, porque muchos inversores, temerosos de perder sus ganancias, corren a poner a la venta sus acciones.

    En definitiva, se trata de movimientos especulativos que, en cualquier mo- mento, pueden cambiar de signo. No estamos en el albor de una crisis financiera, sino en medio de un ciclo expansivo de la economía, con visos de prolongarse al menos por un par de años más. Así que, si no ha vendido, no se deje de llevar por la corriente y menos por el pánico. Vendrán tiempos mejores.

    La otra noticia de la semana es la candidatura de Luis de Guindos a la Vicepresidencia del BCE, adelantada por elEconomista. El aún titular de la cartera de Economía da por segura su reelección, como no podía ser de otra manera, aunque su condición de político contrasta con la candidatura del exgobernador irlandés, Philip Lane. Parece que las trabas puestas a Atlantia para la compra de Abertis no cambiarán el sentido del voto del Ejecutivo italiano. Para ello, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, autorizó la operación de la italiana hace un par de semanas y el de Industria, Álvaro Nadal, se comprometió a no recurrir ante los tribunales la autorización dada por la CNMV. La oferta de la italiana obtiene así luz verde del Ejecutivo de Rajoy, lo que no es garantía para que salga.

    La empresa de autopistas española será vendida al mejor postor, naturalmente. Atlantia prepara una mejora de su oferta final en dos euros por título, hasta los 20. Florentino Pérez, ahogado por las deudas, tendrá muchas dificultades para poder igualarla. Si gana, se verá forzado a desguazar Abertis, ya que los bancos condicionan los préstamos para su compra a su devolución en 24 meses. El Gobierno defiende que las ofertas de ambos contendientes son válidas. Pero, en privado, reconoce que Abertis desaparecerá si cae en manos del presidente del Real Madrid.

    Si la semana pasada fue Francisco González quien anunciaba su retiro, esta fue Isidro Fainé el que dio un paso al lado, en mi opinión acertado, y dejó la presidencia de Gas Natural en manos de Francisco Reynés.

    Las eléctricas atraviesan por un momento complejo, confrontadas con el Gobierno. Una situación muy incómoda para Fainé, que como presidente de La Caixa debe velar también por CaixaBank, que acaba de ser salvada por Guindos, gracias a un cambio exprés de la legislación, que le permitió el traslado de su sede fiscal a Valencia. Reynés es su mano derecha y no le defraudará.

    PD.-Parte de la directiva de la CEOE se conjurará contra Juan Rosell para pedir explicaciones en la Junta del próximo miércoles por el contrato de colaboración con Faes, incluido en el capítulo de gastos extraordinarios en las Cuentas de 2018, pendientes de aprobar. Afortunadamente, la CEOE todavía no soltó un euro a Faes, aunque firmó el contrato.