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'Helicóptero' Bernanke sigue su vuelo
Sin saberlo, Ben Bernanke vio el futuro a finales de 2002. En ese momento, cuando sólo era un miembro más de la Reserva Federal (Fed), el banco central de EEUU, advirtió en un discurso que, llegado el momento y aunque los tipos de interés estuvieran al 0 por ciento, las instituciones monetarias aún tendrían capacidad para adoptar medidas heterodoxas que ayudaran a reactivar la economía y las condiciones financieras.
Maniobras que, en última instancia y según citó textualmente, equivaldrían a la famosa metáfora de Milton Friedman de arrojar dinero sobre la economía desde un helicóptero. Seis años después, y ya como presidente dela Fed, Bernanke pasó de la teoría a la práctica. Recurrió a esas medidas. A comprar deuda pública y privada en el mercado como complemento de las rebajas de los intereses oficiales, que terminaron 2008 entre el 0 y el 0,25 por ciento.
Se subió así en su propio helicóptero: el helicóptero Ben. Despegó entonces... y aún no ha aterrizado. De hecho, está dispuesto a que siga volando. Lo confirmó el viernes, en Jackson Hole, idílico paraje estadounidense en el que cada año, a finales de agosto, se celebra un cónclave que reúne a varios de los principales banqueros centrales y de los expertos en teoría monetaria del mundo. En su comparecencia, Bernanke anticipó, primero, que "no hay que descartar el uso de más medidas no tradicionales" y reiteró, como conclusión, que "la Fed proveerá los estímulos adicionales que sean necesarios para promover una recuperación económica más fuerte". Alimentó así la expectativa de que la entidad active una tercera ronda de impresión de dinero o estímulos cuantitativos (QE3) en la reunión de los días 12 y 13 de septiembre.
Efectos positivos
Y es que, aunque Bernanke reconoció que es "difícil" valorar los efectos positivos -y negativos- de los dos estímulos anteriores -QE1 y QE2-, no ocultó que diversos estudios han demostrado que sus consecuencias sí han sido favorables. En concreto, esas investigaciones estiman que el QE1 y el QE2 podrían haber ayudado a generar tres puntos en el Producto Interior Bruto (PIB) y dos millones de empleos. Además, habrían ayudado a reducir el rendimiento de los bonos estadounidenses a 10 años entre 80 y 120 puntos básicos -o 0,8 y 1,2 puntos porcentuales-.
Con estos datos avalando la histórica política monetaria que está siguiendo, Bernanke está dispuesto a que su helicóptero continúe volando. Sobre todo, porque considera que "la situación económica está, obviamente, lejos de ser satisfactoria". Le preocupa, particularmente, la debilidad del mercado laboral, cuya mejoría es "dolorosamente lenta". Al mismo tiempo, le inquietan otros asuntos, como la fragilidad que aún presenta el sector constructor, los ajustes fiscales para reducir el déficit público y la persistencia de las tensiones financieras. En este sentido, Bernanke exigió contundencia a Europa. "Urjo a mis colegas europeos que impulsen medidas para resolver la crisis", demandó.
A la espera de que estos mensajes cristalicen en el QE3 en la reunión de septiembre, las palabras de Bernanke fueron bien acogidas en Wall Street. A media sesión, el Dow Jones subía un 0,6 por ciento, hasta los 13.081 puntos, mientras que el S&P 500 sumaba un 0,4 por ciento, hasta los 1.405 puntos, con lo que rondaba sus máximos desde 2008.
A la espera del BCE
En los parqués europeos también se impuso el tono alcista. Y ningún índice subió más que el Ibex 35. Aupado por la banca, con subidas que oscilaron entre el 2,2 por ciento de Popular y el 10,4 por ciento de Sabadell, rebotó un 3,1 por ciento, hasta los 7.420,5 puntos, y logró despedirse con un avance semanal del 1,5 por ciento. En Alemania y Francia las ganancias rondaron el 1 por ciento y en Italia llegaron al 2,2 por ciento. Como trasfondo, la confianza en que el Banco Central Europeo haga caso a Bernanke y emprenda medidas que ayuden a contener la crisis en la reunión del próximo jueves.
Sin embargo, estas expectativas no surtieron el mismo efecto en la deuda. La rentabilidad de los bonos españoles a 10 años repuntó el viernes hasta el 6,86 por ciento, el nivel más alto desde el 10 de agosto, y la prima de riesgo escaló hasta los 552 puntos básicos.