El Mercado Alternativo de Renta Fija (Marf) quedó por fin inaugurado este año con la emisión de 169 millones de euros de Caser la semana pasada. Ya son 18 las empresas que han acudido para buscar financiación desde su nacimiento. Federico Silva, responsable de renta fija de Beka Finance, asegura que, con la banca prestando dinero más barato, encuentra dificultades para convencer a las empresas de las bondades de emitir bonos. ¿Se están frenando las emisiones por la volatilidad del inicio de año? El primer segmento de emisores -sector público, financiero y las principales compañías- no están teniendo problema para acceder al mercado, pero me consta que hubo emisiones de high yield, a finales de año pasado, que consideraron oportuno esperar a 2016. Hay que tener en cuenta que el primer trimestre del año para este segmento siempre es un periodo malo, porque con un rating más bajo se hace más necesario tener información publicada y auditada reciente. ¿Está afectando la incertidumbre política en España? Los problemas que están teniendo la bolsa y el crédito son por un problema global, pero, si la inestabilidad política se prorroga en el tiempo, mi opinión es que no beneficia. El segmento alto del riesgo de crédito tiene los mercados abiertos y no tienen problema de contexto político para emitir. En el mundo high yield, sí es posible que haya decisiones que se estén demorando, se necesita más estabilidad y luz sobre el futuro económico en España. El Corté Inglés se estrenó en diciembre de 2015 en el Marf con una emisión de 300 millones en pagarés. ¿Va a animar a otras firmas? No cabe duda de que es un titular muy bueno para el Marf y para todos los que trabajamos con esta plataforma. No obstante, sería mejor si hubiese colocado un bono, porque la calidad de apuesta por el mercado no es la misma. España está avanzando en el proceso de desintermediación bancaria, ¿hasta dónde puede llegar? Hace más de un año que la banca cada vez presta más, lo que perjudica el desarrollo de una financiación alternativa [mal llamada, porque es complementaria], pero, a pesar de eso, las cifras nos muestran que el proceso es imparable, aunque nunca llegaremos a niveles del mercado estadounidense. No creo que me equivoque si digo que, en los últimos seis o siete años, 50 compañías que nunca habían emitido en el mercado lo han hecho. Entonces, ¿el regreso de la banca supone una dura competencia? Por supuesto, rencientemente me di de bruces contra una compañía que estaba convencido de que el nivel que le ofrecíamos en una posible emisión de bonos era atractivo, pero no fue así porque tiene financiación bancaria a unos niveles extraordinarios. Hay mucha competencia por prestar a empresas con grado de inversión o con un rating BB, que tienen acceso abierto a mercado, y ahí me topo con dificultades para convencerles de la bondad de emitir bonos. La principal ventaja tiene que ver con el plazo: el bono nace para financiar crecimiento y esto exige de financiación a largo plazo. Los bonos te dan tranquilidad, el vencimiento no exige de refinanciaciones por el camino. ¿Cree que faltan vehículos para invertir indirectamente en deuda de compañías pequeñas y medianas? Existe la posibilidad de estructurar crédito vehiculizándolo y obteniendo una dispersión que permita mejoras crediticias por la diversificación y la estructuración. Es muy interesante. Estamos trabajando en el diseño de un fondo de titulización de pymes como alternativa a la financiación bancaria de circulante, donde entrarán todo tipo de derechos de todo tipo de compañías. Lo veremos en el Marf este año, más pronto que tarde. Sin menospreciar al que ya hay, los bonos de titulización en Marf en 2014 fueron 20 millones y en 2015, 27 millones. La idea es mejorar eso, ser algo más ambicioso, construir uno de mayor tamaño. ¿Cómo definiría la evolución del Marf desde su nacimiento? ¿Cuáles son los puntos a mejorar? Ha tenido una evolución más que satisfactoria, pero hay aspectos a mejorar. Uno es homologar los procedimientos con el euromercado de high yield. Se podrían homologar los folletos, el lenguaje del clausulado... Hay unos estándares a los que hay que tender, aunque no copiarlos, ya que hay que incrementar la demanda doméstica, pero también la internacional. Además, igual que aspiramos a tener emisores de mayor tamaño, debemos lograr que entren en el mercado las agencias de rating tradicionales. Del mismo modo, hay que mejorar la liquidez. La pregunta es si los agentes, los reguladores o el propio mercado han hecho todos los esfuerzos por mejorar este punto clave, que, al final, es lo que demanda el inversor ¿Cómo hacer esto? Es complicado, no sé si mediante contratos de liquidez, que haya ciertos compromisos... Es difícil. Crear mercado muchas veces cuesta dinero. ¿A qué cifras puede aspirar? Tener un saldo vivo de 1.000 millones de euros todavía es una cifra reducida, pero soy optimista y creo que hay mucho potencial. ¿Qué tipo de empresas puede acercarse a este mercado a futuro? Las empresas del Mercado Continuo son un segmento claramente llamado a acudir. Requiere un mínimo de facturación de 50 millones, diría que entre 50-500 millones es donde se mueva la gran mayoría y ebitdas superiores a 10 millones. Ayuda que tengan un negocio internacionalizado y conviene que el apalancamiento no sea superior a 4 veces. Este conjunto suele dar un rating de doble B o doble B-. ¿En algún momento debería abrirse a inversores particulares? Me habría gustado que se abriera al inversor minorista, pero ya no es factible. Cuando se ideó el Marf estaba demasiado reciente la colocación a particulares de algunos activos [como las preferentes]. Quizás ahora estamos más preparados, pero creo que no está sobre la mesa.