Los mercados de renta variable siguen dejando patente las diferencias entre América y el Viejo Continente. La atención ha girado en torno a la debilidad de la actividad en Europa y ni siquiera las palabras de Bernanke, de las que muchos inversores deducen la posibilidad de una versión 3.0 de los programas QE, han conseguido evitar las correcciones. El principal catalizador de estas caídas ha vuelto a ser el sector bancario, con los resultados del Monte dei Paschi y su impacto en la totalidad del sector continental.