El Capitán Pescanova ha abandonado su ya mítico chubasquero amarillo, el tradicional gorro de pescador, y todos los bártulos por los que hasta ahora era conocido. ¿Por qué? Tal vez, porque en estos momentos ya no necesita salir a faenar para que las acciones de la compañía suban como la marea.En los últimos tiempos, no es el famoso grumete al rescate el que acude al auxilio de sus caídas bursátiles para impulsar su cotización, sino las sucesivas epidemias que afectan a otros sectores alimenticios. La penúltima, la de fiebre aftosa en el Reino Unido, con la que sus acciones despuntaron ante la posibilidad de que la situación fuese a más. Ayer, ocurrió algo similar tras detectarse el pasado viernes varios casos de gripe aviar en una granja alemana. Fue entonces cuando su flota pesquera volvió a puerto tras una buena jornada en el mar, en la que, pese a que el volumen de títulos de la compañía negociados ayer supone la mitad de lo que se suele mover diariamente de media, se anotó un 2,87 por ciento de subida al término de la sesión, para despedirla en los 35,83 euros. Aunque durante la jornada sus títulos llegaron a marcar los 36,49 euros, al repuntar un 4,77.¿Quién ha dicho que sólo se puede navegar en el mar? En lo que va de año Pescanova lo está haciendo sobre el parqué, y además, a contracorriente. Entre los continuos altibajos del mercado, la compañía alimenticia se apunta un importante tanto: sumar un avance bursátil del 32,4 por ciento en 2007. Además, según la agencia Bloomberg, el 80 por ciento de las firmas que siguen el valor recomiendan comprar. La más optimista es Banesto Bolsa, que le otorga un precio objetivo de 47,5 euros, es decir, un potencial, respecto al cierre de ayer del 16,4 por ciento.