Tiene que incorporarse a un nuevo trabajo o hacer la declaración de la renta paralela, ¿pierde su viaje?. Y con el coche, ¿qué coberturas necesita para conducir por el extranjero? Andamos por San Sebastián este verano y nos apetece dar un salto a Francia con el coche. Tenemos una avería y descubrimos que nuestro seguro no nos cubre la grúa para recogerlo y llevarlo a un taller. Peor aún, el salto es a Andorra y tenemos un siniestro. Descubrimos que no tenemos actualizada nuestra carta verde y que estamos circulando sin el seguro civil obligatorio. Otro supuesto. Estamos pasando unos días en Nueva York y caemos enfermos. Estamos fuera de Europa y sólo acudir a una consulta nos supone un desembolso de unos 100 dólares. Por este mismo precio podíamos haber suscrito un seguro de viajes que además de la consulta cubre hasta 18.000 euros en gastos médicos: quirúrgicos, farmacéuticos... Son sólo dos ejemplos de la importancia de los seguros en época de vacaciones. Ya que, si somos precavidos el resto del año, ¿por qué despreocuparnos en julio, agosto o septiembre? Hay que saber, en primer lugar, que si el viaje que se contrata es combinado ya incluye en su precio el coste de un seguro, que es obligatorio por la ley de defensa de los consumidores, según explica Rocío Algeciras, del gabinete jurídico de Facua. Se entiende por viaje combinado contratar conjuntamente dos o más de estos productos: vuelo, estancia y extras como excursiones, comidas, entradas a espectáculos y museos, etcétera. Hay que informarse muy bien de las coberturas que se tienen pero normalmente un seguro básico suele incluir: asistencia sanitaria durante el viaje, indemnización en caso de demora, anulación del viaje por problemas técnicos de la compañía, overbooking, transporte o repatriación del fallecido, localización y envío del equipaje... E insistimos, no puede conllevar ningún gasto adicional. Ahora bien, si no se incluye alguna de éstas o se quiere viajar completamente protegido, el mercado dispone de pólizas que contemplan cualquier imprevisto. Supuestos cubiertos por el seguroPor ejemplo, pierde su pasaporte días antes de la salida de un vuelo y no puede renovarlo a tiempo. En circunstancias normales, pierde todo su dinero, con un seguro de viajes muy completo, le reembolsan la totalidad. Pero pueden pasar muchas más cosas. Por ejemplo, cualquiera relacionada con el trabajo. Y no sólo que se sufra un despido, también le pueden anunciar la incorporación a un nuevo puesto de trabajo en las fechas en las que va a estar de viaje. En este caso, el seguro sólo le cubrirá el reembolso de los gastos si tal anuncio se ha producido con posterioridad a la suscripción de la póliza. ¿Y a que no se ha planteado la posibilidad de que le convoquen como parte de un jurado o testigo de un tribunal de Justicia? Es más, ahora que están próximas las elecciones catalanas (en octubre), ¿a que no ha pensado que le pueden convocar a una mesa electoral? En ambos casos, su presencia es irrenunciable pero un buen seguro le abonará todo lo que se haya gastado en ese viaje que no va a poder realizar. Otros supuestos similares son: una citación judicial para trámites de divorcio, convocatoria para que se presente y firme documentos oficiales ante la administración pública, citación para trasplante de órganos, entrega de un hijo en adopción, complicaciones del embarazo... La lista de hipótesis que no se piensan a la hora de ojear el apetecible catálogo de las vacaciones es interminable. También puede pasar que declaren nuestro destino de zona catastrófica por un ciclón, tormenta tropical, tsunami, ¿a que le suena? Pero es que puede suceder algo tan inesperado como que le comuniquen la obligación tributaria de realizar una declaración paralela de renta. No es muy extraño, dado que este tipo de exigencias suelen acaecer en fechas inmediatamente posteriores al cierre de la campaña de la renta, a últimos de junio. Pagar las consultas médicas A todo esto hay que sumar el capítulo de gastos médicos, una cuestión sobre la que sí suelen advertir en las agencias. Hay que pensar que si viaja por Europa, no es necesario ampliar su póliza de viaje porque la Seguridad Social española cubre la asistencia en el territorio de la UE, aunque debe solicitar la tarjeta de cobertura europea. Sin embargo, sí es conveniente hacerlo si sale del continente, ya que el precio de las consultas médicas puede representar un gasto inesperado. Una consulta en Estados Unidos, por ejemplo, puede costar unos 100 dólares. En Canadá sólo cubren los gastos médicos de residentes con estancia superior a los tres meses, algo que no incluye a los turistas. Si hablamos de otros destinos, la casuística es enorme. A veces, el seguro médico es hasta imprescindible porque directamente no hay una red de centros médicos y hospitales públicos a los que acudir y la atención se realiza, directamente, en los hoteles y resorts en los que estamos alojados. Desde 20 euros Lejos de lo que pueda parecer, contratar un seguro que cubra buena parte de todo lo que llevamos referido hasta ahora no es muy costoso. Hay tres factores que determinan el precio: el destino, la duración y las circunstancias que se quieren cubrir. Cuanto más complejo sea todo, más caro. A modo orientativo, una póliza muy completa para viajar por España o Europa durante diez días no debe sobrepasar los 20 euros. Si hablamos de 15 días por el continente, puede subir a 30 y a partir del mes, 50 euros. El seguro para viajar al resto del mundo durante diez días con coberturas como las explicadas anteriormente nos puede costar unos 35 euros; hasta 15 días, en torno a 60 euros, y a partir de 85 euros si prevemos estar un mes o más. La contratación de estos seguros suele hacerse en la misma agencia que se contrata el viaje, pero hay que pensar que cada vez son más los que compran sus vacaciones con la libertad que da Internet. En este caso, se puede acudir a una aseguradora convencional -muchas de ellas comercializan este producto- o bien buscar un producto más especializado de compañías como Intermundial o Europea Seguros. Mapfre, por ejemplo, ha anunciado estos días su Viaje Seguro, un producto que puede contratarse directamente desde unos mostradores instalados en la T4 del aeropuerto de Madrid-Barajas. Los precios van desde 1,9 euros al día si viaja por España hasta 3,19 euros si va a Europa y 4,91 euros, para el resto del mundo. En el caso de Liberty, comercializa seguros muy específicos como el de Golf, el de Caza y el de Embarcaciones, cada uno de ellos pensado para cada tipo de actividad. En el primer caso, por ejemplo, cubren circunstancias tan concretas como los gastos extraordinarios que tiene que asumir la compañía organizadora por el Hoyo en uno, que suele acarrear premios del tipo un coche o una abultada suma de dinero. 'Carretera y manta' Capítulo aparte merece el seguro del coche. Muchos son los que cogen carretera y manta y recorren el país o viajan a otros sin pisar aeropuertos o estaciones de tren. Es muy importante que antes de hacer esto, se informe de las coberturas exactas que tiene contratadas. Según datos de ICEA, más del 85% de los vehículos asegurados incluyen la garantía de asistencia en viaje, pero hay que prestar atención a otras cosas. Es imprescindible tener en regla el seguro civil obligatorio, que tiene vigencia en el ámbito de la Unión Europea y los países adscritos al Convenio Multilateral de Garantías, como Noruega o Suiza, que no están en la UE, explica Rocío Algeciras, de Facua. Para viajar a otros países, como Andorra, Albania, Marruecos, por ejemplo, hay que tener en vigor la carta verde, un documento incluido en la documentación de nuestro coche, que tiene un año de validez. No hay que confundirlo con el permiso de conducir; se trata de un certificado acreditativo de que un vehículo dispone de seguro de Responsabilidad Civil Obligatoria. Pero además, hay coberturas extra al seguro básico de automóvil que se pueden contratar y que, llegado el caso, resultan muy útiles. Suponga que se da un golpe y no domina muy bien el idioma del país. ¿Cómo rellena el parte de accidente? ¿Cómo se entera del procedimiento que se sigue allí para reclamar el daño a la compañía contraria? Juan Ramón Vendrell, director de nuevos productos de Zurich, explica que una de las coberturas que se ofrecen es la de traductor para este tipo de circunstancias, un intermediario que no sólo ayudará al cliente a entender cómo tiene que rellenar un parte, por ejemplo, sino también a asesorarle en la logística de siniestros en cada uno de los países. Antes de salir de viaje, hay que comprobar qué coberturas, de las que tiene contratadas con su seguro, se ofrecen también fuera de España, recuerda Óscar Huerta, director general de EMB. Por ejemplo, si podemos llamar a una grúa estando en una carretera francesa o portuguesa, por ejemplo, y tenemos servicio de asistencia en viaje fuera de nuestras fronteras. Si no es el caso, existe la posibilidad de acordar con la compañía un aumento de las coberturas sólo durante el periodo de tiempo que esté viajando, recuerdan desde Facua. Cuidado con las tarjetas Las tarjetas de crédito son uno de los instrumentos de pago más cómodos para el verano. Su uso en el extranjero a la hora de realizar las compras nos evita más de una comisión por cambio de divisa, aunque uno de los peros que tiene son los riesgos que se derivan de su uso fraudulento. Desde la OCU recuerdan que, una vez se ha comunicado el robo a la entidad, el usuario deja de ser responsable, pero hasta entonces es suya la responsabilidad. La Recomendación Europea de Medios de Pago estableció que en los contratos se incluya una cláusula que limitara la responsabilidad antes de la comunicación del robo o pérdida, fijando en 150 euros la cantidad máxima que debía afrontar el usuario en caso de un uso fraudulento de su tarjeta tras un robo o pérdida. En cualquier caso, las entidades limitan la responsabilidad de los usuarios en caso de uso fraudulento... siempre que no exista mala fe o negligencia grave. Si lo que le ocurre es que queda inoperativa: no le funciona en los cajeros del país en el que está o se le ha desimantado, puede llamar a su entidad en España para que efectúen una transferencia a un banco al que pueda acudir, esté donde esté. Otra recomendación que hace Óscar Huerta es verificar, con anterioridad al viaje, si sus tarjetas de crédito le incluyen un seguro de cancelación de vuelo, accidentes, repatriación, etc., para el caso de compra de billetes usando ese medio de pago. Vea que se contempla la cobertura de uso fraudulento, atraco o robo. Los consejos que da la organización de consumidores para evitar problemas con las tarjetas son los siguientes. En primer lugar, fírmela inmediatamente cuando la reciba para evitar un olvido y posible extravío. Por supuesto, no lleve encima el número secreto, y tampoco lo apunte en un sitio accesible. Es mejor que lo memorice. Sea cuidadoso con extractos de cajeros, recibos de compra y otros documentos donde pueda aparecer el número de su tarjeta. Piense que sólamente con el número y la fecha de caducidad bastarán para hacer una compra por teléfono o Internet. Si observa algún dispositivo sospechoso en el cajero, no lo use. Evite abrir la puerta para acceder a cajeros situados en el interior del banco, pues ése es un sitio habitual para colocar grabadores de tarjetas. Si quiere usar esa terminal, intente abrir la puerta con otra tarjeta de banda magnética (tarjeta sanitaria, de un club, etc.). Si aun así le roban o duplican la tarjeta, avise a la entidad cuanto antes, y confirme la comunicación por escrito, para que quede constancia. Denúncielo también en comisaría. Y esté atento a los intentos de conseguir el código de seguridad CVV. Finalmente, sepa que a veces las pólizas de seguros de hogar cubren el robo o pérdida de tarjetas: compruébelo por si le hiciera falta.