La factura de la colocación de títulos a corto plazo se dispara en un mes y confirma el deterioro de la credibilidadmadrid. El Tesoro Público se topó por segunda vez en una semana con la misma piedra: la de emitir letras. Pasó ayer, jornada en la que en su calendario de subastas figuraba una adjudicación de títulos a tres y seis meses. Y como ya había ocurrido el martes anterior, supuso un mal trago para el organismo encargado de obtener financiación para España a través de la colocación de deuda pública en los mercados. Aunque sí cumplió su propósito de conseguir entre 2.500 y 3.500 millones de euros, puesto que captó 3.067,7 millones -hace siete días no logró llegar al mínimo-, se certificó que, por el momento, nuestro país debe tirar de chequera para atraer a los inversores. En efecto, la huella de la incertidumbre que envuelve en la actualidad al sector financiero y a las cuentas públicas españolas se observó en el rendimiento al que las letras salieron al mercado. Sobre todo, en el caso de los títulos a seis meses, cuyo rendimiento medio ascendió al 1,26 por ciento, frente al 0,73 por ciento en el que se situó en abril. Es decir, la factura se encareció un 70 por ciento en apenas un mes, que equivale a que el pago en intereses por cada millón emitido se ha disparado de los 3.637 a los 6.260 euros. El incremento fue igualmente notable, aunque no tan acusado, en las letras a un trimestre. Su rentabilidad media creció del 0,51 por ciento de abril al 0,64 por ciento. En dinero, un incremento del 25 por ciento en intereses, desde los 1.286 euros por millón de hace un mes a los 1.610 euros de ayer. Peaje ineludible El encarecimiento de las emisiones supone el precio que debe pagar España por el incremento de la incertidumbre en las últimas semanas. Y el peaje ineludible por el que debe transitar el Tesoro para conseguir la financiación para las arcas públicas. Ayer volvió a ser así, porque logró su objetivo gracias a que incrementó los intereses. Con los títulos a medio año obtuvo 2.005,2 millones de euros y con los de tres meses, 1.062,5 millones de euros. Los más de 3.000 millones captados en conjunto constatan que el organismo pisó el acelerador con respecto a la misma adjudicación del mes pasado, que se limitó a los 2.640 millones de euros. En cuanto a la demanda, también sufrió el peso de la desconfianza. En total ascendió a los 7.153,7 millones de euros, 3.820,2 procedentes de las letras a seis meses y 3.333,5 de los títulos a tres meses. Como el Tesoro apuró más la subasta para obtener más recursos, esas cantidades condujeron a un descenso en el número de veces en que la demanda superó la oferta. Esa proporción se situó en las 3,1 y las 1,9 veces para las letras a tres y seis meses, respectivamente, por debajo de las 2,1 y las 3,3 veces del precedente de abril. Mayo: antes y después El incremento de los costes en la subasta de letras de ayer confirma la tendencia vista en mayo, ya que todas las emisiones ejecutadas por el Tesoro han salido más caras que en abril o que en el anterior precedente. Así, el interés medio ha repuntado tanto en los títulos a corto plazo -se ha visto en las letras a tres, seis, doce y dieciocho meses- como en sus hermanos mayores, los bonos a cinco años y las obligaciones a 10 años. Curiosamente, el Tesoro se ha encontrado más problemas para colocar las letras que los bonos y las obligaciones. Además de sorprender a los expertos, que esperaban más dificultades en la deuda a largo, esa tendencia constituye una advertencia en un ejercicio en el que, en total, el Tesoro tiene previsto lanzar 131.000 millones en letras y 97.000 millones en bonos y obligaciones. La siguiente ocasión para comprobar si el encarecimiento de las colocaciones ha venido para quedarse tendrá lugar el 10 de junio, fecha en la que el Tesoro emitirá bonos a tres años. A continuación, el 15 de junio subastará letras a 12 y 18 meses. Dos jornadas después sacará al mercado obligaciones a 10 y 30 años. Y el 22 de junio cerrará el mes con el lanzamiento de letras a tres y seis meses.