El autor de la mayor estafa financiera de la historia es condenado finalmente a 150 años de cárcelnueva york. El diablo vistió de negro. Quizás el luto riguroso de la indumentaria de Bernard Madoff era un presagio de lo que muchos aventuraban. El maquiavélico autor del mayor fraude financiero de la historia tendrá que acostumbrarse al mono naranja que tendrá que vestir de por vida, tras ser sentenciado ayer a un total de 150 años de cárcel, la pena máxima por haber orquestado un esquema de Ponzi que ha destrozado los sueños y esperanzas de decenas de miles de personas. De todos modos, tendrá derecho a apelar la sentencia. El Tribunal del Distrito de EEUU, donde muchas víctimas vieron por primera vez cara a cara al hombre que estafó cerca de 65.000 millones de dólares, se convirtió en un hervidero de periodistas, afectados y curiosos. Sin embargo, pese a la muchedumbre, Madoff estuvo solo. Al menos, en espíritu. Como bien adelantó el juez Denny Chin ni una sola misiva de las cientos de cartas recibidas mostraban ni un ápice de piedad por el que fuera presidente del Nasdaq. Una de ellas llamó especialmente la atención del magistrado. Una viuda recordaba que en el funeral de su marido, Madoff la rodeó con el brazo y le aseguró que su dinero estaba a salvo, algo que hizo que pusiera aún más ahorros en sus manos. Incluso su propia mujer, Ruth Madoff, rompió su hermético silencio y emitió un comunicado nada más conocerse la sentencia en el que aseguraba sentirse "avergonzada y engañada". No es para menos, tras medio siglo de matrimonio deberá acostumbrarse a un ritmo de vida mundano. La esposa de Madoff alcanzó un acuerdo con la justicia el pasado viernes por el que se desprenderá de casi 80 millones de dólares en activos, y vivirá sólo de 2,5 millones de dólares en efectivo por el resto de sus días. El juez no mostró clemencia y calificó los delitos cometidos por Madoff, de 71 años, como "extraordinariamente diabólicos"; por eso, Chin no se dejó llevar por las palabras de arrepentimiento del propio Madoff y su abogado, Ira Sorkin, quien dijo sentir cierto aire de "venganza" en la sala. El abogado pidió una condena de 12 años para su cliente, teniendo en cuenta la esperanza de vida de Madoff, mientras que el Departamento Federal de Prisiones recomendó 50 años. "Esta es una tragedia a todos los niveles", reconoció Sorkin, quien, aún así, insistió durante la vista en que el dinero estafado se utilizará para indemnizar a las víctimas y recordó que "una de las magnificencias de nuestro sistema judicial es que no buscamos el ojo por ojo". Relato en primera persona Durante cerca de hora y media, nueve víctimas relataron con pelos y señales las trágicas consecuencias de las fechorías del inversor. Tom Fitzmaurice, uno de los afectados, afirmó que Madoff robó a los ricos, a los pobres "y a los intermedios. No tiene valores morales". Más desgarradora fue la historia de Michael Schwartz, quien explicó entre lágrimas que sus ahorros no eran "para una casa en los Hamptons o para un yate", sino para su hermano, mentalmente discapacitado. Maureen Ebel, de 61 años, explicó que ahora debe mantener tres empleos para poder pagar las facturas. En medio de una sala abarrotada y donde la tensión podía mascarse, Madoff sólo atinó a pedir perdón a los damnificados, aunque reconoció que eso no sería de gran ayuda. Además dijo no tener "explicación para haber engañado a la que ha sido mi mujer durante 50 años". Aún así, no ofreció ni una sola palabra que explicase cómo funcionó el fraude y qué pasó con los 65.000 millones de dólares en activos puestos a su cargo. Muchos han criticado su absoluta falta de colaboración con la justicia, aunque sus abogados niegan este hecho. El juez no interpuso multa alguna, ya que todo el dinero que se recupere será entregado a las víctimas. Tampoco especificó en qué tipo de institución penitenciaria pasará Madoff el resto de su vida. En las inmediaciones del Tribunal, decenas de víctimas se agolpaban con un sentimiento de satisfacción y rabia. Para Cynthia Fried- man la sentencia fue justa, pero duda que sea un escarmiento para el futuro. También se quejó de la lentitud del tedioso proceso emprendido por el tesorero Irving H. Picard para recuperar e indemnizar a las víctimas. Las investigadores han detectado cerca de 1.341 afectados, cuyos fondos ascendían a un montante conjunto de más de 13.200 millones de dólares. De momento, Picard sólo ha conseguido recuperar 1.200 millones.