Aguas de Barcelona se disparó en su regreso un 2,56 por ciento, hasta 28,46 eurosBARCELONA/madrid. La relación de Aguas de Barcelona con el Ibex es la misma que tiene el Guadiana con su cauce. Nace y luego se sumerge durante siete leguas para volver a brotar en los Ojos del Guadiana. Aguas se despidió del Ibex en enero de 2001, con muy poco ruido, en un cambio de año en que los españoles andábamos locos por el cambio de la peseta al euro. El motivo de su salida fue el bajo volumen de negocio de sus acciones. Ayer éstos volvieron al índice más importante de la bolsa española y lo hicieron con menos discreción que cuando lo abandonaron. Se anotaron un 2,56 por ciento, hasta los 28,46 euros, con lo que cerraron al nivel más alto de su historia.Entre una fecha y otra han pasado seis años en los que los títulos de la compañía han atravesado el desierto del Mercado Continuo. Sus oscilaciones dependían más de los rumores que la situaban como moneda de cambio en una operación corporativa liderada por La Caixa, que de las decisiones que tomaban sus gestores.Sin embargo, el título despertó el año pasado y eso le valió para retornar al Ibex 35 y arrebatarle el puesto a Prisa. Jordi Mercader sustituyó a Ricardo Fornesa en la presidencia de Agbar y la gestión de la empresa sufrió un cambio. Mercader apostó por el mercado del agua y, en primavera de 2006, la compañía catalana lanzó una opa sobre la británica Bristol Water. Era una operación que, tras años de perfil bajo, volvía a situar a la empresa en los mercados de capitales. Aquella compra, unida a la pujanza de las empresas del sector del agua, le colocó en el punto de mira de muchos rumores de compra y venta, lo que disparó el valor de la firma catalana. En 2006, sus títulos se anotaron un ascenso del 55,65 por ciento.El 'plus' corporativo Pero detrás del fuerte avance de Agbar en 2006 no sólo pesó su asalto al Reino Unido. Fue muy importante la decisión del gobierno francés de forzar la fusión de Suez Lyonnais des Eaux con Gaz de France, que colocó a la compañía catalana en el disparadero. La Caixa y Suez poseen el 47 por ciento de las acciones de Aguas a través de Hisusa, una sociedad controlada en un 51 por ciento por los franceses y en un 49 por ciento por lo catalanes (véase gráfico). De manera que la posibilidad de que los franceses desinvirtieran volvieron a aupar el valor. El rumor de que Sacyr comprara la parte de Suez fue persistente durante días. Incluso la decisión abortada de Agbar de vender su filial de certificación Applus fue interpretada por el mercado como un símbolo de modernidad. Por no hablar de la presencia de Juan Abelló y Amancio Ortega en el accionariado, con participaciones del 6 por ciento y el 5 por ciento, respectivamente.El resultado es que la acción se revalorizó el año pasado con fuerza y muchos de su tradicionales accionistas, familias catalanas que configuraba un pequeño núcleo duro que apoyaba a La Caixa, decidieron vender parte de sus títulos y dar una liquidez al título que antes no tenía. De hecho, en los últimos seis meses, las acciones se han colocado en la posición 39 entre las más negociadas de España.Esto, a pesar de que, como hace unos años, sólo algo más del 30 por ciento del capital de Aguas (formado por 149,9 millones de acciones) cotiza libremente en bolsa -cerca de un 39 por ciento según datos de la empresa-, pero parece que los accionistas tradicionales sin presencia en el consejo están más dispuestos a negociar con los títulos. Además, el mercado del agua está pujante y Agbar ha vuelto a entrar en el mundo de los rumores bursátiles y las especulaciones: ¿Qué hará Suez? ¿Se venderá Applus? ¿Y la filial de seguros Adeslas? El único problema es que tras la subida de ayer, sus títulos ya cotizan por encima de su valor ideal según el consenso de analistas, 27,75 euros.