La semana pasada hicimos hincapié en el deterioro de la renta fija de la zona euro. Lo que ha ocurrido en los últimos días no ha atenuado esta preocupación. La subida de los rendimientos en los últimos compases de 2006 ha sido suficiente para hacer saltar la resistencia del 3,9 por ciento y abrir un camino hacia el 4,1 por ciento, el máximo registrado en el pasado mes de julio. Veinte puntos básicos no serían alarmantes si no nos situaran, como es el caso, en la antesala de una subida más importante. Cabe recordar que, hace unos meses, los rendimientos desplegaron y confirmaron una figura de cabeza y hombro invertidos que sigue sin conseguir su objetivo mínimo de alza. Luego, los rendimientos intentaron una corrección bajista que tuvo muchos elementos en contra tras el fallo observado en zona clave, y más ahora que los tipos a largo suben de nuevo hasta superar la primera línea de contención del alza. Las resistencias son múltiples y es poco probable que los rendimientos crucen la línea roja sin una ruptura definitiva y sin vuelta atrás de la zona correspondiente al 4,1 por ciento. En tal caso, se habría desplegado una segunda figura de cabeza y hombro descomunal. Esto anunciará más subidas -con una caída correspondiente en el precio del bono- hasta conseguir un techo de medio plazo, probablemente más cerca del 5 por ciento que del 4,5 por ciento. Algo que no se refleja de ningún modo en el consenso del mercado y algo que nos hace incluir a la renta fija en cabeza de nuestra lista de probables "sorpresas" desagradables en 2007.