
El Departamento de Interior de Estados Unidos anunció el jueves su intención de ofrecer bloques costeros en los océanos Ártico, Atlántico y Pacífico para la exploración petrolera y gasista como parte de un ambicioso plan de alquiler a cinco años. Este proyecto también incluye la costa de California, un área restringida para su desarrollo durante las últimas tres décadas, así como zonas de la costa este, desde Georgia y Maine, que también han permanecido fuera del alcance de las petroleras durante años.
El secretario de Interior, Ryan Zinke, explicó que las propuesta de alquiler en aguas federales frente a las costas del país entre 2019 y 2024 incluirán alrededor del 90% del marco costero estadounidense, lo que se convertiría en el mayor arrendamiento gubernamental de la historia. De acuerdo a la información dada a conocer, el norte de la Cuenca Aleutania en Alaska sería una de las pocas zonas que no formarán parte de la propuesta.
Aún así, los planes de la administración Trump, quien el pasado abril ya rubricó un decreto que concedía más derechos de exploración en aguas costeras federales, se extienden más allá de lo que hasta la fecha ha sido el epicentro de las exploraciones marítimas en el centro y oeste del Golfo de México dando la oportunidad tanto a petroleras como gasistas de acceder a muchas áreas protegidas durante las últimas décadas. Según Zinke, su departamento intentará completar este proceso "en los próximos meses".
Pero esta decisión promete desatar una guerra campal con grupos que protegen el medioambiente así como los gobernadores de los estados costeros del país que se oponen a la perforación en aguas costeras en California y Carolina del Norte, por mencionar algunos. De hecho, aliados de Trump, como el gobernador de Florida, Rick Scott, ya mostraron su malestar con esta decisión. "Ya he pedido reunirme de inmediato con el secretario Zinke para analizar las preocupaciones que tengo con este plan y la necesidad crucial de eliminar a Florida del mismo", señaló en un comunicado.
El senador demócrata por Florida, Bill Nelson, también tiene previsto plantar cara a los planes de Trump, especialmente con el vertido de crudo derivado de la explosión de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon hace siete años todavía en mente.
Según la CNBC, tampoco está claro que la industria petrolera y gasista tenga el apetito suficiente para alquilar áreas en gran medida inexploradas hasta la fecha. Pese a que los precios del crudo comienzan a recuperarse de forma sostenible tras el descalabro experimentado desde 2014, la multimillonaria inversión que implican esta clase de proyectos podría no atraer a muchas compañías.
Además, con el West Texas Intermediate, el crudo de referencia a este lado del Atlántico, superando ya los 60 dólares el barril, los productores estadounidenses, especialmente de esquisto, amenazan incrementar su producción. El Instituto de Petróleo Americano (API, por sus siglas en inglés) indicó que los inventarios de crudo cayeron la semana pasada en 4,99 millones de barriles. Esto coincide con el repunte del barril que toca ya los 62 dólares el barril por primera vez en tres años.
En su última encuesta entre más de un centenar de directivos de la industria petrolera, la Reserva Federal de Dallas indicó el mes pasado que un 42% tenía previsto incrementar su operaciones de perforación con los precios del barril entre los 61 dólares y los 65 dólares. Un 31% adicional indicó que incrementará su inversión cuando los precios sobrepasen los 66 dólares el barril.