Madrid, 30 mar (EFE).- La Audiencia Provincial ha condenado a trece años de prisión a una mujer por engañar, amenazar de muerte y explotar a otra mujer a la que obligó a entregar más de 92.000 euros y a prostituirse durante años, incluso estando embarazada, para saldar una supuesta deuda con una organización criminal.
En la sentencia, a la que ha tenido acceso Efe, la Sección Primera condena a Rosa de Alejandría Agurto Salazar como autora de un delito continuado de estafa, otro de prostitución de persona mayor de edad y un delito de trato degradante y contra la integridad moral. Además, no podrá aproximarse a menos de 500 metros de la víctima, ni comunicarse con ella durante cinco años.
Eso sí, los magistrados absuelven al compañero sentimental de la condenada César G. A., para quien el fiscal pedía 5 años de cárcel, al no haber quedado demostrada su participación en los hechos.
Los hechos probados en la sentencia dan cuenta del plan que elaboró la condenada para someter a su voluntad a la víctima, de nacionalidad ecuatoriana y en situación irregular en España.
Con todo tipo de engaños y triquiñuelas la convenció de que debía más de 70.000 euros a una organización criminal y que si no satisfacía la deuda, estas personas atentarían contra la vida e integridad de sus hijos y familiares.
Ante el temor generado por las amenazas, la víctima empezó a recaudar dinero entre sus allegados, que incluso pidieron créditos y vendieron joyas, hasta conseguir 50.000 euros.
Era tal el temor en el que vivía la familia, que el marido de la víctima se fue y se llevó a los hijos, y la mujer se quedó sola en la casa, prácticamente con el único contacto que mantenía con la condenada.
Dado que la deuda no estaba totalmente satisfecha y que conseguir más dinero de la familia de la víctima resultaba ya imposible pues los había exprimido hasta la saciedad, Rosa Alejandría decidió explotar a la víctima obligándola a ejercer la prostitución en el polígono Marconi en Villaverde, donde, supuestamente, estaba vigilada en todo momento por miembros de la organización criminal.
Le dio un teléfono, una libreta para apuntar las entradas y salidas de dinero y le impuso el pago mínimo semanal de 1.400 euros, cantidad que difícilmente alcanzaba prostituyéndose desde las diez de la mañana hasta la madrugada del día siguiente, por lo que la deuda en vez de menguar seguía creciendo.
Era tal la situación de pobreza a que esta situación la condujo, que vivía en su casa en la absoluta miseria, sin gas, agua y luz, que le cortaron por impago en 2014.
Fue entonces cuando se quedó embarazada tras haber mantenido relaciones con un cliente al que se le rompió el preservativo, por lo que pidió a Rosa que le solicitara a la organización permiso para tomar la píldora del día después o interrumpir más tarde el embarazo, a lo que la condenada se opuso mientras no estuviera saldada la deuda.
Sin recibir asistencia alguna y pernoctando algunas noches en un coche, siguió trabajando hasta el momento en que dio a luz, si bien se vio forzada por la acusada a entregar al niño en adopción.
Finalmente, y tras otros episodios en los que la condenada logró sacarle más dinero, la víctima fue liberada por la policía. Ya le había dado a Rosa Alejandría 92.000 euros.
Los familiares y allegados de la víctima "se encuentran actualmente en una situación de total penuria económica" y siguen devolviendo el importe de los créditos solicitados.
En el juicio, la condenada explicó que entabló amistad con la víctima en el colegio de sus hijos y que ésta le confesó que tenía dificultades económicas, por lo que ella le ofreció ayuda, pero que nunca le animó a un negocio ilícito ni a ejercer la prostitución.
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