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Diversos vecinos dicen que la mujer retiró la orden de alejamiento contra el detenido



    Vandellòs i L'Hospitalet de l'Infant (Tarragona), 11 ene (EFE).- Diversos vecinos han comentado a Efe que el detenido por la muerte anoche de dos hombres en L'Hospitalet de l'Infant tenía una orden de alejamiento de la propietaria del bar, aunque ella la retiró porque era el padre de los tres hijos menores que tenían en común.

    Según los vecinos, los hechos sucedieron poco antes de las 22 horas, cuando finalizó una partida de cartas con varios clientes habituales -uno de ellos ha explicado que marchó a las 21.50 horas para llegar a casa para ver el partido de fútbol del Real Madrid, que empezaba diez minutos después-.

    En ese momento, se quedaron en el bar "El Racó de la Vila", situado frente al ayuntamiento de L'Hospitalet, en el número 12 de la calle Tivissa, la propietaria, de nombre Raquel, "de unos 38 o 39 años", y los dos fallecidos, Manuel Sáez, de 43 años, y su ex suegro, Pedro Beltrán, "de 58 o 59, pues se había prejubilado".

    Manolo, nacido en L'Hospitalet, tenía tres hijos menores de edad y mantenía una buena relación con Pedro, arraigado en el municipio desde hacía muchos años, al igual que Raquel, que ya no mantenía una relación sentimental con el detenido, Julio P. Ríos, de 42 y de origen gallego.

    Según los vecinos, el detenido cuenta con una veintena de denuncias por agresiones -una vecina ha dicho que le denunció en septiembre pasado por amenazarle con un estilete-, y es una persona que "se calienta rápidamente".

    Pese a no ser ya pareja, Julio dormía en el almacén contiguo al bar porque así se lo permitía Raquel, a quien había amenazado en numerosas ocasiones, según los vecinos, la última ayer a las cinco de la tarde.

    Según parece, Julio estuvo por la tarde bebiendo y tuvo incluso una pelea en un bar cercano, que regentan ciudadanos chinos, con otra persona, y luego merodeó alrededor del Racó de la Vila.

    Una amiga de Raquel ha dicho a Efe que ésta le confesó ayer a Julio que había empezado una nueva relación sentimental, pero no le dijo con quién, aunque el detenido vio cómo le daba un beso de despedida a Manolo.

    Los hechos se desencadenaron luego y Julio entró en el bar, cogió un cuchillo y propinó una quincena de puñaladas a Manolo, al que cogió de espaldas recostado sobre la barra -los equipos médicos intentaron reanimarle durante una hora-, y luego la emprendió a golpes con Raquel.

    En aquel momento, Pedro, que salía del local, intentó evitar la agresión y recibió también otra quincena de puñaladas.

    Raquel, que gritó "asesino" varias veces y lloraba sin parar, pudo llamar a los Mossos, que se presentaron de inmediato y procedieron a detener a Julio, "siempre con una jarra de cerveza en la mano" y que era quien normalmente atendía el negocio.

    "Ella no le quería y vivía aterrorizada, pero le daba pena. Ayer vino como loco, iba de caballo (heroina)", ha explicado una amiga de Raquel, mientras otra mostraba su sorpresa porque un hombre "siempre alcoholizado, bajito y de poca complexión" pudiera con dos "mucho más grandes y fuertes".

    "Pedro murió por defender a Raquel, y a Manolo le pilló de espaldas", ha indicado otra vecina, que había marchado del bar poco antes de los hechos, a la hora habitual de cierre del establecimiento, las 21.30 horas, pero que regresó para ver cómo los Mossos se llevaban a rastras a Julio, que "estaba tranquilo y decía que no había hecho nada".

    Los efectos de la sangre son aún visibles en el bar, hoy cerrado, donde reina el desorden, mientras un mantel lleno de sangre tapa un charco rojo en el suelo, y en la barra dos paquetes de Winston son los únicos testigos entre el desbarajuste de sillas.

    Otros rastros de sangre se encuentran a la salida del establecimiento, pese al trabajo de las brigadas de limpieza. Rafa Quílez