Latinoamérica
EEUU puede jugar un papel decisivo en la paz en Colombia
Estados Unidos, que ha tenido una huella indeleble en el conflicto armado en Colombia, podría tener un papel indirecto para el éxito del proceso de pacificación en ese país. El Gobierno de Washington ha dejado en claro que apoya al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y el diálogo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que comenzará este miércoles en Noruega, pero no tiene un papel directo en el proceso.
A invitación de Santos, Noruega, que entre 1993 y 2000 impulsó el primer acercamiento entre israelíes y palestinos, y Cuba, país anfitrión en los próximos meses, tendrán el papel de "garantes", mientras que Venezuela y Chile, el de "acompañantes" del proceso, dando apoyo logístico y diplomático.
"Este es el conflicto armado más prolongado en el hemisferio y es hora de que termine. Reconocemos que hay riesgos y que las últimas negociaciones de paz (en San Vicente del Caguán, en 2002) no tuvieron éxito, pero las condiciones parecen óptimas ahora para una resolución", dijo Jennifer McCoy, directora del Programa de las Américas del Centro Carter en Geor.gia.
"El apoyo de países tan diversos como Chile y Cuba es importante para garantizar que se cumpla cualquier acuerdo alcanzado. EE.UU. puede ayudar con los modelos de reparaciones y justicia transicional que puedan resultar de las negociaciones, así como con programas para responder a la pobreza rural y el acceso desigual a la tierra", puntualizó.
Adam Isacson, analista de seguridad regional en la Oficina de Washington para América Latina, consideró que EEUU no tiene un "gran papel" debido a su apoyo financiero, militar y político al "Plan Colombia" contra el narcotráfico y la guerrilla.
Intereses de EEUU
EEUU apoya el proceso, pero "no es visto como un intermediario imparcial, y entonces no conviene que tenga ni una silla en la mesa ni un papel activo", afirmó.
Washington, a su juicio, "debe servir de contrapeso a la oposición de algunas figuras políticas colombianas vistas como cercanas a Estados Unidos, como el expresidente Alvaro Uribe".
También puede dar "apoyo técnico o logístico en momentos clave" y, tal como hizo con la paz en Centroamérica en la década de 1990, "debe respaldar los esfuerzos" para que se cumpla el eventual acuerdo, agregó.
Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, otro centro de estudios, coincidió con Isacson en que un acuerdo de paz es factible pero "complicado" debido a espinosos asuntos como programas de desarrollo rural, ajustes a la política antidrogas, reparaciones y justicia por los delitos cometidos por las FARC.
Cynthia Arnson, directora del programa latinoamericano del Centro Internacional Woodrow Wilson, señaló que la ayuda de EE.UU. contribuyó a fortalecer al Estado colombiano, tanto por la vía militar como la democrática, y eso hace que ahora llegue a la mesa de negociaciones "desde una posición fuerte".
"Ahora, sin embargo, el papel de EE.UU. es de apoyar desde los márgenes y responder a las solicitudes del Gobierno colombiano para asuntos que considere que ayuden al proceso", recomendó Arnson.